← Volver a la página principal
PLAN GLOBAL DE PASTORAL DE LA ZONA NORTE,
ARQUIDIOCESIS DE PUEBLA: 2022-2024
QUE DE LA SEMILLA DE LA PALABRA DE DIOS CREZCA LA IGLESIA
AUTÓCTONA PARTICULAR EN ESTA ZONA PASTORAL NORTE
(cfr. Ad gentes # 6).
PLAN GLOBAL DE PASTORAL DE LA ZONA NORTE 2022-2024
Arquidiócesis de Puebla de los Ángeles
PRESENTACIÓN
Conscientes de que nuestro trabajo pastoral tiene que ser en comunión, era necesario tener un Plan de Pastoral común como Diócesis, Zona, Decanato y Parroquia.
Después de un arduo trabajo por parte de todos los agentes de pastoral de nuestra Arquidiócesis, coordinados por la Vicaría de Pastoral que encabeza el Vicario Episcopal, P. Andrés Torres Ramírez, hemos tenido la fortuna y la gracia de ver concluido nuestro Plan Global diocesano de pastoral 2020- 2024.
Agradecemos también a Dios y a nuestra Madre Santísima que ya tenemos también en nuestras manos nuestro propio Plan de Zona. Después de haber sido revisado y aprobado por nuestro Señor Arzobispo Don Víctor Sánchez Espinoza, tenemos la dicha de presentarlo a todos los que conformamos esta porción de la Arquidiócesis.
Este Plan de Pastoral ha sido el fruto del trabajo de todos nosotros como agentes de pastoral de la Zona, tanto sacerdotes, religiosas y laicos; sin embargo, nuestro agradecimiento especial a los padres Israel González Jiménez y Leonardo Luna Aquino, quienes hicieron el concentrado de los aportes de las parroquias y decanatos y su redacción; así como también a los padres Arturo Hernández, Adrián Pérez y Francisco Gabriel Juárez quienes enriquecieron el marco iluminador y el marco operativo; sin olvidar el aporte del padre Margarito García al iniciar nuestros trabajos de elaboración del dicho plan.
Al poner en sus manos este Plan de pastoral nos damos cuenta que se han seguido los lineamientos que la Vicaría de pastoral ofreció: metodología de planificación pastoral participativa. Sabedores de nuestro ser discípulos y misioneros de Jesucristo, queremos trabajar en sinodalidad, acompañando en la enseñanza, el pastoreo y la santificación del pueblo de Dios que peregrina en estas tierras benditas de nuestra Zona Norte de la Arquidiócesis de Puebla. Invito a todos los decanos y párrocos para que continúen con alegría y entusiasmo sus trabajos pastorales a la luz de este Plan Global de Pastoral de la Zona Norte 2022-2024 y agradecidos con nuestro Padre Dios que bajo el soplo del Espíritu Santo nos ha regalado este tiempo oportuno para trabajar en la viña del Señor.
Pbro. Pedro Ramírez Moreno
Vicario Episcopal de la Zona Pastoral Norte
INTRODUCCIÓN
Por tal motivo, te recomiendo que reavives el carisma de Dios que está en ti por la imposición
de mis manos. Piensa que el Señor no nos dio un espíritu de timidez, sino de fortaleza, de
caridad y templanza. No te avergüences, pues, ni del testimonio que has de dar de nuestro
Señor […] Al contrario, soporta […] los sufrimientos por el Evangelio, ayudado por la fuerza de
Dios. (2 Tim 1, 6-8). “Después de esto, designó el Señor a otros setenta y dos, y los envió de
dos en dos delante de si, a todas las ciudades y sitios donde él iba a ir” (Lc. 10, 1).
Motivados por la Palabra de Dios, queremos reavivar el carisma que Dios ha puesto en cada uno de
nosotros. Conscientes de que no somos simples espectadores ante los nuevos desafíos que presenta
nuestra Zona Pastoral Norte, tenemos a bien elaborar nuestro Nuevo Plan de Pastoral 2022-2024.
Confiando en el Espíritu de fortaleza, caridad y templanza que el Señor nos ha dado, queremos
continuar dando testimonio de nuestra fe cristiana.
A pesar de las dificultades que nos depara, contamos con la fuerza de Dios manifestada en su Hijo
Jesucristo que camina al lado, que sufre y se alegra con nosotros. Esta ha sido la experiencia de una
fuerte espiritualidad indígena y de resistencia que han vivido nuestros pueblos originarios incluso
antes de la llegada de los españoles. A través de muchas formas, colores y signos, los pueblos que
peregrinamos en la Zona Norte, seguimos construyendo nuestra cosmovisión y relación con Dios.
El Plan que ahora presentamos ha sido el fruto de un trabajo arduo, largo, pero sobre todo, trabajo
de una Iglesia en salida que siempre camina en sinodalidad.
El Plan de Pastoral de la Zona Norte, retomando algunos elementos y la estructura que presenta el
Plan de la Arquidiócesis, lo hemos dividido en tres partes importantes: En la primera parte, miramos
nuestra realidad como discípulos y misioneros de Jesucristo. Realizamos una mirada al pasado para
contemplar el camino que hemos ido trazando a favor de nuestros pueblos originarios.
Posteriormente hacemos una mirada a la realidad social para terminar con una mira eclesial. En la
segunda parte, la realidad que analizamos la iluminamos con la Sagrada Escritura, la Sagrada
Tradición y el Magisterio desde una visión cristológica, antropológica y eclesial. Por último, en la
tercera parte presentamos nuestras siete prioridades de la Zona, los caminos por donde queremos
dirigir nuestra acción pastoral. También trazamos algunas líneas de acción para alcanzar las
prioridades propuestas y al final de cada prioridad establecimos como Zona las estrategias para
ejecutar las líneas de acción. De forma práctica anexamos los proyectos que las Comisiones de la
Zona ofrecen para los Decanatos y Parroquias para este periodo de tres años.
DECANATOS Y PARROQUIAS DE NUESTRA ZONA PASTORAL NORTE:
1. Decanato de San Pedro Zacatlán: Zacatlán, Nanacamila, Tomatlán, Jicolapa, La Cumbre, Cuautempan, Tetela de Ocampo, Ometépetl y Totula.
2. Decanato de Ahuacatlán: Ahuacatlán, Amixtlán, Bienvenido, Chicontla, Jopala, Tepetzintla y Tlapacoya.
3. Decanato de Zapotitlán: Zapotitlán, Tepango, Hueytlalpan, Caxhuacan, Huehuetla, Huitzilan, Ixtepec y Olintla.
4. Decanato de Cuetzalan: Cuetzalan, Ayotoxco, Mazatepec, Tenanpulco, Yancuitlalpan, San Antonio Rayón y Tzicuilan.
5. Decanato de Zacapoaxtla: Zacapoaxtla, Las Lomas, Huahuaxtla, Jonotla, Nauzontla, Xochitlán, Tuzamapan.
6. Decanato de Tlatlauquitepec: Tlatlauquitepec, Chignautla, Atempan, Hueyapan, Zaragoza, Zautla.
PRIMERA PARTE
MIRAMOS LA REALIDAD DE NUESTRA ZONA NORTE COMO
DISCÍPULOS MISIONEROS DE JESUCRISTO
1. UNA MIRADA HACIA NUESTRO PASADO
1.1. ¿De dónde venimos?
El trabajo evangelizador de la Sierra Norte de Puebla remonta sus orígenes con la llegada de
los misioneros españoles. Uno de los primeros que arribó a esta región en el siglo XVI y que tuvo gran
impacto fue el franciscano Fray Andrés de Olmos. De su gran labor pastoral nos da noticias Fray Juan
de Torquemada en su obra Monarquía indiana. Fray Andrés de Olmos aprendió y dominó muy bien la
lengua totonaca y náhuatl; con la finalidad de cumplir su misión, hizo vocabularios, sermones,
confesionarios, tratados de los sacramentos, entre otras obras.
Desde el siglo XVI al siglo XXI, un grupo considerado de pastores y misioneros, tanto laicos,
religiosas y presbíteros han ofrecido su vida por estas tierras, y por amor a su gente se han dedicado
a construir la infraestructura necesaria para el ejercicio de la pastoral y de la evangelización.
1.2. De una Pastoral indigenista a una Pastoral indígena
En 1954 hicieron su arribo a estas tierras las Misioneras Carmelitas de Santa Teresita del Niño
Jesús, teniendo como primera tarea enseñar a leer a niños y adultos. Con las misiones populares
como parte de su carisma propiciaron la formación de catequistas bilingües, brazo fuerte para la
evangelización.
En julio de 1979, año de la III Conferencia del Episcopado Latinoamericano (CELAM) en Puebla,
el nuevo Decanato de Zapotitlán, imbuido en la espiritualidad de comunión y participación, comenzó
a dar los primeros frutos, como es la integración de las religiosas como agentes de pastoral en la
Zona. Otro avance fue el primer curso de preparación para catequistas y surge la preocupación por
conocer la lengua y las culturas originarias.
En 1986 se impartieron varios cursos siguiendo la temática de “El poblado de la Biblia”. Al final
hubo una evaluación a la que llamamos anecdóticamente: “la movida del petate”. Esta evaluación
nos sirvió de encuentro con nosotros mismos para iniciar un esfuerzo grupal que nos llevaría a la
reorientación de nuestras metas pastorales.
Descubrimos la necesidad de dejar de sentirnos “maestros” y “peritos”, para buscar
comprometernos con la historia de los pueblos de la sierra. Este arduo trabajo nos ha llevado a buscar
una conversión individual y grupal que nos ha permitido pasar de una pastoral indigenista a una
pastoral indígena.
Se buscó la asesoría de los Padres Eleazar López y Clodomiro Siller Acuña (+), ambos del Centro
de Ayuda a Misiones Indígenas (CENAMI). En septiembre de 1986
los agentes de pastoral de toda la Zona recibimos un curso
asesorados por el mismo Centro. En este curso nos dimos cuenta
de la necesidad de hacer un Plan Pastoral.
Del 16 al 19 de febrero de 1987, en la Casa misión “Fray
Andrés de Olmos” de Zapotitlán, todas las parroquias presentaron el
informe de su realidad y se formuló un diagnóstico de Zona, cuyo
trabajo sirvió como discernimiento de fe, frente a la realidad
presentada y poner los presupuestos para elaborar juicios de fe y de
ahí el primer esbozo del Plan de Zona.
Del 31 de agosto al 2 de septiembre de 1987 en la casa
misión de Zapotitlán se continuó el esfuerzo de planeación pastoral; se definió el objetivo general y se
conformó una reflexión teológica pastoral para clarificar y profundizar los elementos contenidos en el
objetivo general, las líneas de acción y sus metas. Es hasta el 29 de mayo de 1991 cuando se termina de
redactar el primer Plan de Pastoral de la Zona Norte.
Desde 1990 se ha venido recorriendo itinerarios de ejercicios espirituales con aporte de la
espiritualidad indígena. Con estas actividades, se ha buscado el verdadero valor de los usos y
costumbres de los pueblos originarios a la luz del Evangelio.
1.3. Conformación de una Evangelización Inculturada.
En 1990 los agentes de pastoral de la Zona Norte participamos en el encuentro con CENAMI,
que da origen al Enlace de Agentes de Pastoral Indígena (EAPI). Surge en la Sierra una dinámica de
encuentros a nivel parroquial y de Zona con la temática que se va acordando en el EAPI nacional. En
1991 la temática tratada fue la Simbología indígena. En 1992 se tienen encuentros a nivel parroquial y
de Zona con el tema: Somos reflejo del Dios vivo, Teología de la Identidad y Teología de la Historia.
Durante el transcurso del año 1992 se realizan talleres sobre Derechos Humanos en Zapotitlán,
con asesoría del CENAMI. En 1993 los temas de los encuentros de zona tratan sobre “el petate y el
bastón”, es decir, la organización y autoridad en la práctica comunitaria en nuestros pueblos.
En 1994 se abre el seminario menor de la Zona Norte en la parroquia de Zaragoza para
favorecer el surgimiento de las vocaciones autóctonas y ayudarles a valorar su identidad indígena, su
cosmovisión y su lengua, siendo el primer Vicerrector el P. Félix López González (+).
En el mes de julio de 1995 se abre la casa de formación en Huehuetla, de las Misioneras
Carmelitas de Santa Teresita del niño Jesús, para jóvenes indígenas que tienen inquietud por la vida
religiosa y misionera.
En 1997 el tema de los encuentros del EAPI fue sobre la Iglesia Autóctona: Dios se Sembró en el
Corazón de Nuestros Pueblos Indígenas.
1.4.Hacia una pastoral decididamente misionera para que nuestros pueblos tengan vida en Cristo
En los últimos años en la Zona Pastoral Norte se ha continuado trabajando por la inculturación de la liturgia, y se ha mejorado la integración de las danzas en la procesión de entrada y en el ofertorio, se han hecho ediciones para difundir los cantos en totonaco y en náhuatl, además del uso dela vestimenta propia en los grupos de liturgia y en quienes reciben los sacramentos.
Los laicos en coordinación con los agentes de pastoral,se han ido fortaleciendo para coordinar los trabajos de la pastoral social relacionados con la promoción de la pastoral de la tierra, la defensa del territorio,el cuidado del ecosistema, de los derechos indígenas, de la educación originaria, de la medicina tradicional y economía solidaria, en orden a lograr una vida más digna y justa.
Un factor importante en la renovación de la pastoral de la Zona, en los últimos años, ha sido las visitas del Sr. Arzobispo, Mons. Víctor Sánchez, a las parroquias y también alas comunidades filiales de las parroquias.
Se destaca la participación de la Zona Norte en la primera visita realizada por el Papa Francisco a México, particularmente en la concelebración,que solemnemente preside con los pueblos originarios el 15 de febrero de 2016 en San Cristóbal de las Casas. En esa ocasión el Papa Francisco entrega al P. Mario Pérez Pérez, Vicario Episcopal de la Zona Pastoral Norte de Puebla, el Decreto con el que se oficializa el náhuatl como lengua litúrgica.Desde la convocatoria al 5º Sínodo Diocesano Angelopolitano, el 8 de septiembre de 2013, hasta su clausura, el 17 de octubre de 2016, las parroquias de la Zona Pastoral Norte participan activamente en las consultas, y a través de los miembros sinodales de la zona hacen llegar oportunamente sus aportes, y de esa manera contribuyen a la conformación de los contenidos del 5º Sínodo Diocesano.
Después del Decreto de promulgación del 5º Sínodo Diocesano, en la Zona Pastoral Norte se recibe con júbilo la “Nueva etapa evangelizadora en la Iglesia Angelopolitana”. El continuar para nuestra zona lo marcan la Asamblea Pastoral del 17 de noviembre de 2016y la bendición de los trabajos de reestructuración de la casa misión “Fray Andrés de Olmos”, por el Sr. Arzobispo Mons. Víctor Sánchez Espinosa. Como zona concluimos el “Año de la Misericordia”. Hemos vivido en estas tierras serranas algunas limitaciones pastorales, como son: el escaso compromiso de parte de algunos agentes de pastoral para trabajar en sus parroquias conforme al Plan de la Zona; la falta de integración de nuestros servicios pastorales con la vida del pueblo; los insuficientes recursos económicos y materiales para realizar adecuadamente las actividades del Plan; algunos agentes de evangelización no valoran la cultura originaria y no les interesa aprender las lenguas Náhuatl o Totonaca; en algunos decanatos se ha dificultado la integración de religiosas y sacerdotes; por ejemplo, hay agentes de pastoral que no logran aceptar la participación de las danzas ni la participación de las mujeres en la liturgia.
El 17 y 18 de enero de 2017, en la casa misión “Fray Andrés de Olmos”, nos reunimos para realizar la post-asamblea eclesial como Zona Pastoral Norte con el objetivo de “que los agentes de pastoral de la Zona Norte, favoreciendo la etapa de recepción del documento del 5° Sínodo Diocesano, busquemos una verdadera conversión personal y un compromiso pastoral en continuidad con el Plan de Zona, partiendo de la comunión y fraternidad que nos anime e impulse en esta nueva Etapa Evangelizadora”. Contamos con la asesoría del Vicario Episcopal de Pastoral, el P. Andrés Torres Ramírez.
Del 1 al 3 de marzo de 2018 se llevó a cabo el XXVIII encuentro nacional de Enlace de Agentes de Pastoral Indígena (EAPI), en la parroquia de San Antonio, Tepango de Rodríguez, Puebla; con el tema: “Tejer el petate para la vida de nuestra Madre Tierra”.
Del 9 al 12 de septiembre de 2019, en la casa misión “Fray Andrés de Olmos” de Zapotitlán de Méndez, Puebla, se llevó a cabo el XIV Encuentro Nacional de Pastoral de Pueblos Originarios (ENPPO); con el tema: “Nuestras lenguas originarias”. Del 17 al 20 de octubre del mismo año y lugar, se llevó a cabo el encuentro nacional de la Vida Consagrada de Pueblos Originarios; con el tema: “Vida consagrada de pueblos originarios continuadoras en el cuidado de la Madre Tierra”. Del 2018 a enero 2020 la pastoral de la Zona Norte entró en la dinámica de las postasambleas para evaluar el Plan de Pastoral de la Arquidiócesis 2014-2018 y trabajar el nuevo Plan Pastoral de la Arquidiócesis 2020-2024, mediante tareas a nivel zona, decanato y parroquia.
2.UNA MIRADA A LA REALIDAD SOCIAL ACTUAL
La Zona Pastoral Norte de la Arquidiócesis de Puebla coincide territorialmente, en buena parte, con lo que en términos geofísicos se nombra como Sierra Norte del Estado de Puebla, y está conformada por61 municipios. Esta Zona Norte de la Arquidiócesis de Puebla está constituida por43parroquias, organizadas en 6 Decanatos. Según los datos del INEGI2016, en la Zona Norte aproximadamente existen: 128, 200 hogares y 563,550 habitantes. El 80% de la población habla alguna de las lenguas originarias, el náhuatl o el totonaco.
Después de realizar una mirada al pasado, ahora nos proponemos realizar una mirada crítica a la realidad social actual y posteriormente una mirada a la realidad eclesial. Emprendemos esta tarea considerando siete aspectos: económico, político, cultural, educativo, ecológico, religioso y eclesial-evangelizador. Se tiene clara la idea que en la vida real estos aspectos se interrelacionan y no se dan de manera aislada, si proponemos una consideración particular para cada uno de ellos, es únicamente para favorecer la recolección de datos y un primer análisis de los mismos.
2.1.Aspecto Político
La Zona Pastoral Norte comprende 4 distritos locales: Huauchinango de Degollado, Zacatlán, Zacapoaxtla y Tlatlauquitepec. Cada distrito está conformado por los Honorables Ayuntamientos Municipales que forman el territorio de nuestra Zona Pastoral. Sin embargo, gracias a la idiosincrasia de nuestros pueblos originarios se puede constatar que conservan ciertos cargos y servicios que hablan de una estructura política tradicional heredada de sus antepasados. Así mismo en nuestra Zona continúan las organizaciones populares independientes y en algunos lugares se van consolidando estas organizaciones, como son los Juzgados Indígenas, cosechando importantes logros para beneficio de las comunidades. Conforme pasa el tiempo el pueblo va despertando poco a poco y va adquiriendo más conciencia crítica y política, a la vez que se va organizando en movimientos populares. Este despertar se va favoreciendo por la realización de talleres de concientización política, de derechos humanos y del impacto liberador de la Evangelización integral. Sin embargo, confirmamos que aún hay mucha manipulación. Desafortunadamente persiste la postura de entender e identificar la política como “corrupción”, “transa”, o la oportunidad de poder “hacerse de dinero”.
Lamentablemente nos encontramos en una etapa en la cual pocos manejan el poder sociopolítico, siendo el criterio de personalidad política, que un político pobre es un pobre político. Algunos legisladores se han convertido en instrumentos de los dueños del capital, de manera que defienden intereses extranjeros y no los de la soberanía de los pueblos. Esta estructura política controla la mayoría de los medios de comunicación para desinformar, adormecer e imponer su pensamiento. En algunas comunidades se han denunciado los fraudes electorales como una forma de continuar la imposición de uno u otro partido político, fruto de la estructura política corrupta y de la ambición desenfrenada de los que buscan u ostentan el poder para su propio beneficio aprovechando la ignorancia política de sus destinatarios.
2.2.Aspecto Económico
Las principales actividades económicas son la agricultura, el beneficio del café, la producción de artesanías, el comercio, la ganadería, el transporte y la construcción; pero la mayoría de la población indígena depende de sus cultivos de traspatio para sobrevivir. Ocasionalmente, cuando logran producir excedentes, los venden en el mercado local, en ciertas temporadas del año, trabajan en cultivos geográficamente dispersos para procurarse un ingreso.
Los agricultores indígenas han desarrollado estrategias en el manejo dela agroecología, que responden a variables naturales, económicas, políticas y culturales. Por ejemplo, al no tener entradas económicas suficientes ni estables, acostumbran sobreexplotar sus predios, erosionando el suelo y dejando tierras poco fértiles para su descendencia, pero resolviendo así necesidades a corto plazo. La condición de pobreza, la insuficiencia en la producción de alimentos, las deficiencias en el abasto y en el transporte, así como las pocas oportunidades laborales; han convertido a la Sierra Norte de Puebla en una región expulsora de mano de obra: indígenas y mestizos. Hombres y mujeres abandonan sus lugares de origen para ir a las grandes ciudades o a los Estados Unidos en búsqueda de empleo, dejando a sus familias con serias restricciones en su alimentación. Así, los pocos e inestables ingresos, los suelos erosionados por las malas prácticas agrícolas, las políticas públicas deficientes y la inestabilidad en los precios de los productos de la canasta básica, son factores que se suman a la inseguridad alimentaria y nutricional que se ha convertido en una experiencia cotidiana. Adicional a esto, y como consecuencia, se viven fenómenos como la malnutrición, la desnutrición o el hambre, que se traducen en un desarrollo físico y cognitivo deficientes, que a su vez provocan un bajo rendimiento, ocasionando, la ya mencionada, pobreza. Además, las personas que padecen estas insuficiencias, no pueden concebirse en realidades distintas a aquella en la que viven. Entonces, se genera un círculo vicioso que se ha intentado atacar con políticas públicas asistencialistas.
Sin embargo, el hambre y la inseguridad alimentaria son problemas que solamente podrán enfrentarse viéndolos desde un punto de vista social, y planeando políticas públicas estructuradas, integrales y a largo plazo, que contemplen la participación activa de sus beneficiarios como eje elemental. También es importante recalcar que es notoria la falta de creatividad de las personas de las comunidades para abrirse a nuevas realidades y superar las causas que frenan el verdadero desarrollo de los pueblos originarios. Por ende, notamos la precaria conciencia del hábito del ahorro, el monocultivo en el campo y la escasez de producción de animales tanto para venta como autoconsumo.
Es importante mencionar que en contraste positivo se ha constituido un comité de Comercio en la región que fue registrado en una red de organizaciones llamado Pochtekàyotl y ha animado a los tianguis alternativos a que recuperen el intercambio directo de productos, donde se permite la interrelación de los mismos productores. Se puede afirmar que la economía solidaria persiste en las comunidades indígenas, con base a la “mano vuelta”. Hay organizaciones que promueven los huertos familiares y han ido incrementando los procesos que desean hacer crecer la conciencia en los campesinos para que la producción se dé con respeto hacia el ecosistema e invitando a las nuevas generaciones a escuchar la sabiduría de los abuelos. Un ejemplo con esta iniciativa es el trabajo que realizan los miembros de la UNITONA, a la luz de la Pastoral han unido esfuerzos por llevar a cabo talleres de nutrición, de huertos familiares y comunitarios; además como apoyo a la economía familiar del pueblo indígena y campesino, se han promovido talleres de “litampachi” en telar de cintura, medicina tradicional de cooperativas y cajas populares, cuidado del maíz nativo, cría de ganado porcino, bovino, apicultura, cría de conejos, piscicultura y la agricultura sustentable basada en la conservación de suelo.
2.3.Aspecto Cultural
Hablando pastoralmente de cultura nos referimos al modo particular ola manera en la que un pueblo cultiva su relación con Dios, con el prójimo, con la naturaleza y consigo mismo, de tal manera que se pueda llegar a un nivel verdadero y plenamente humano. Nos hemos percatado que en algunas comunidades no se valoran las expresiones culturales, la lengua y la espiritualidad de nuestros pueblos originarios, por ejemplo: a las danzas no se les da el valor espiritual, religioso y cultural que realmente tienen para los pueblos, se ven amenazadas por la injerencia de los apoyos institucionales el cambio social, reduciéndolas a puro folcklor y banalizando su sentido más profundo. En el ámbito de la identidad, la originalidad se va perdiendo lentamente, se pone más énfasis en la obtención de un rostro desfigurado que en la de un corazón auténtico. Las nuevas generaciones de los pueblos originarios, se resisten a hablar su lengua original y utilizar el traje típico o tradicional, por miedo a la burla o discriminación, el falso sentido de modernidad y prosperidad. Todo esto ha traído consigo la pérdida del sentido trascendente de la vida y de las expresiones culturales propias. Por ello, es urgente el rescate, la conservación y la promoción de los valores y rasgos de la cultura que dan sentido a la vida indígena.
La ideología neoliberal enseña que la persona vale por lo que produce, por lo que consume, por lo que tiene. Todo esto tiene su origen en el individualismo, en el egoísmo exagerado y en el consumismo voraz. Las corrientes ideológicas y las modas mantienen la cultura del descarte, haciéndonos creer que lo mejor para nuestras vidas nos viene de otro lado. Con fuertes campañas en los medios de comunicación, nos han hecho abandonar lo nuestro para adquirir los nuevos y deslumbrantes estilos de vida. Como fruto de estas realidades, poco a poco nos han orillado al conformismo personal, individualismo, violencia, ignorancia, pasividad y estancamiento.
Sin embargo, lo que nos fortalece en esta realidad es que los valores culturales como el respeto, el servicio ala comunidad aún se reflejan en la lengua, las tradiciones y las costumbres. El sistema de usos y costumbres(Sistema Normativo de los pueblos originarios)sigue siendo una alternativa para los pueblos originarios, caminando con sus asambleas, su estructura de cargos y servicios gratuitos. Además, algunas instituciones civiles han mostrado su preocupación por la promoción y valoración de las expresiones culturales, como es el uso de las lenguas originarias, la promoción de las danzas en las fiestas patronales. Las escuelas públicas se han convertido en el medio excelente para concientizar a las nuevas generaciones a que valoren sus usos y costumbres, así como la lengua y la vestimenta típica. Aunado a esto, la Iglesia continúa siendo el campo fértil para la valoración, defensa y promoción del gran legado que nuestros abuelos nos han dejado. En algunas parroquias se ha hecho hincapié en que las catequesis se transmitan en las lenguas originarias o al menos se conozcan algunas expresiones particulares de nuestros pueblos para comprender la profundidad de su mentalidad.
Es lamentable el hecho que en los programas educativos del Sistema Nacional aún no se toma al cien por ciento el valor de la cultura indígena, sus valores, principios, tradiciones y costumbres propias que expresan la razón del ser de su identidad personal y comunitaria. Las iniciativas que llevan acabo las escuelas y los demás organismos gubernamentales que se ocupan de la educación están contaminadas por ideologías de todo género, que conducen a los alumnos a tomar posturas incluso contrarias a la dignidad de la persona, por citar algunos ejemplos: la ideología de género, el feminismo, el ateísmo, entre otras. Pero, por otro lado, la ausencia del civismo brilla en las aulas, dando lugar a la pérdida del patriotismo y poco interés por el bien común. Los docentes sufren y se decepcionan por la falta de subsidios y apoyos gubernamentales para el buen ejercicio del magisterio. No obstante, también es palpable la mediocridad, el desánimo, la falta de interés y de actualización de algunos profesores.
En lo concerniente a los padres de familia, es muy notoria su indiferencia por la educación de sus hijos. En algunos casos, por la misma necesidad que atraviesan algunas familias, éstas obligan a sus hijos a trabajar, razón por la cual algunos alumnos se ven obligados a abandonar la escuela y buscar trabajos mal remunerados.
Por otro lado, la libertad sin barreras que otorgan algunos padres de familia, aunado con el desorden social que vivimos, las drogas, el alcoholismo y pansexualismo, han entrado en las escuelas desde el nivel primaria hasta el nivel superior. El mal uso de los medios de comunicación también está afectando de manera considerable la educación de los niños y jóvenes, ya que obstaculizan su desarrollo dentro de su misma cultura paralizando la capacidad crítica, no solo de los jóvenes sino de toda la población.
En general nos percatamos que la formación en las escuelas pone más interés en el conocimiento tecnológico que haga eficaces a los alumnos en materia productiva, que en la formación integral de la persona. Este sistema provoca que los alumnos no puedan llegar a una crítica objetiva y reflexiva del entorno social.
Sin embargo, también es cierto que encontramos docentes interesados, entregados y aplicados en sus aulas. De parte de las autoridades civiles, han implementado nuevos proyectos para el apoyo de los jóvenes estudiantes, como las becas, la construcción de nuevos espacios en los diversos niveles educativos.
El manejo adecuado de la tecnología, tal es el caso del internet, ha sido un medio eficaz para la información y educación. No se puede negar el crecimiento de las escuelas digitales ya distancia, que poco a poco empiezan a dar sus frutos, sin embargo, la experiencia causada por la pandemia COVID 19 (desde marzo 2020 en México), provocó que se volviera de primera necesidad.
2.5.Aspecto Ecológico.
En la actualidad nuestra madre tierra está sufriendo un serio deterioro de su belleza y bondad, porque el hombre por la ambición del lucro, en nombre de la ciencia y el progreso dela técnica ha causado un desequilibrio en todo el medio ambiente. Los climas se sienten extremosos: intensos fríos y excesivo calor. Las aguas de los ríos y mares están seriamente contaminados por el petróleo y los desechos industriales. Se observa, cómo los gobiernos, sobre todo de nivel federal y algunos empresarios mexicanos, coludidos con los estatales y municipales, han concesionado nuestros ríos y montañas, a las grandes empresas trasnacionales, que buscan extraer minerales para su propio enriquecimiento, dejando grandes y serias contaminaciones a nuestra Madre Tierra y todo lo que contiene.
Aunado a todo esto, también nosotros hemos sido culpables. La tierra tiene un cáncer que la está matando lentamente; nosotros hemos sido los culpables de este deterioro ya que la hemos ido enfermando cuando usamos en exceso los agroquímicos (fungicidas, pesticidas, fertilizantes químicos), la tala inmoderada de árboles y los incendios provocados por seres humanos. Otros factores de riesgo son la construcción de caminos y carreteras que ha provocado la destrucción de cerros, la siembra de maíz transgénico y la caza indiscriminada.
La falta de una cultura ecológica nos ha orillado al uso irresponsable de materiales desechables en las fiestas y convivios, además de no clasificar adecuadamente la basura. Esta contaminación de suelo, agua y aire ha propiciado que muchas especies de animales estén en peligro de extinción. Han surgido enfermedades que no pueden ser controladas por la ciencia médica.
Sin embargo, algunas instituciones civiles y educativas han iniciado proyectos para una agricultura más orgánica que garantice calidad para la salud de los consumidores. Poco a poco, los temas ecológicos, pro ambientales y de reforestación empiezan a tener lugar en las aulas y conferencias magistrales. Algunos programas de gobierno se orientan a frenar la contaminación e iniciar un proceso de restauración ambiental.
Los centros de salud han organizado campañas para la separación de la basura y cursos para concientizar a la población en el uso correcto del elemento hídrico. Para contrarrestar las severas sequías en algunas zonas, han iniciado la recolección y el aprovechamiento de las aguas pluviales. Las mismas comunidades han creado organizaciones civiles(OIT, UNITONA, TIYAT TLALI, entre otras)que buscan defender y proteger a nuestra hermana madre tierra, con proyectos concretos y originarios, que llevan a subsanar los efectos devastadores de los proyectos de muerte.
2.6.Aspecto Religioso.
La fe en nuestra Zona Pastoral Norte sigue siendo la virtud teologal que nos mueve a reconocer y admitir el gran amor de Dios que se ha manifestado en su Hijo Jesucristo, nacido para nuestra salvación y para rescatar a los que estábamos esclavizados por el pecado. Sin embargo, esta fe se ha visto fraccionada por el oleaje del fenómeno protestante. Los que predominan en nuestra Zona son: Testigos de Jehová, Mormones, Evangelistas, Pentecostales, pequeños grupos de cristianos protestantes. Ellos tienen una gran cercanía con los pueblos originarios porque cuentan con pastores de la misma comunidad y por lo tanto hablan su mismo idioma. Estas sectas se alimentan principalmente de católicos poco instruidos y no practicantes e incluso de algunos laicos aparentemente comprometidos. Las sectas han causado división, destrucción en los pueblos y las familias, obstruyen los trabajos sociales y pastorales. La indiferencia, la apatía, el fanatismo yel sincretismo son otras realidades que han debilitado la auténtica fe en Cristo. Las consecuencias inmediatas se reflejan en la ignorancia religiosa, la superstición, la brujería y en la creencia de la“santa muerte”.
No obstante, la fe sembrada por los misioneros, sacerdotes y religiosas, es celebrada en las fiestas patronales, familiares; manifestándose a través de procesiones, posadas, mayordomías, danzas, cantos, música, veladoras, incienso, ofrendas, peregrinaciones y compadrazgos.
Contamos con agentes de pastoral: sacerdotes, religiosas, catequistas, mayordomos, fiscales, comisionados, diversos grupos de apostolado, evangelizadores laicos, rezanderos, etc. Y en sinodalidad buscamos construir una vida digna donde la justicia, la verdad, la paz, y el amor nos anticipen la Tierra Nueva.
En nuestra región se vive y se manifiesta la fe de manera pluricultural: la celebración a los santos en las fiestas patronales; se resalta una gran devoción alas distintas advocaciones de la Virgen María. Con la esperanza en la Vida Eterna, conmemoramos de manera singular a los Fieles Difuntos(exequias, novenarios, aniversarios, ofrendas).
2.7.Aspecto Eclesial-Evangelizador
Las ideologías modernas y la indiferencia a la común unión, nos han orillado a perder el sentido de pertenencia a una comunidad Parroquial. En nuestros pueblos despunta la búsqueda de los sacramentos, pero sin ninguna evangelización, dando mayor importancia al festejo social. La gente pone resistencia a entrar en un verdadero camino de formación cristiana. Aunado a la falta de compromiso y organización de algunos agentes directos de pastoral, hemos caído en una formación deficiente de los miembros de nuestras comunidades. Esta carencia es el terreno fértil para las sectas protestantes que se propagan aceleradamente. Ante esta realidad, la esperanza radica en que la catequesis Sacramental es un medio de evangelización donde se difunde la Palabra de Dios, y se incultura el idioma, collares, vestuarios, los santos sones, etc. Se han realizado esfuerzos en los decanatos para crear folletos de pláticas pre-sacramentales y catecismos.
También se ha implementado la formación Espiritual de los mayordomos con el objetivo de purificar sus creencias y costumbres para tener un auténtico encuentro con Jesucristo no solo desde su fe sino también desde su idiosincrasia. Existen procesos de inculturación, sobre todo en la traducción de las lecturas y homilías, en los cantorales propios de náhuatl y totonaco.
Se ha fomentado el retiro con los jóvenes. Contamos con un Seminario menor para vocaciones de la Zona Norte. Las hermanas Carmelitas han implementado una Casa de aspirantado para jóvenes que sienten la inquietud de la vida religiosa. También han surgido algunas escuelas de teología a nivel parroquial que favorecen la formación de los laicos.
En cuanto a los grupos de apostolado se puede percibir a nivel Zona un aumento generoso de catequistas, fiscales, promotores bíblicos, Cáritas, MESC, CEB’s, grupos juveniles, asociaciones, encuentros matrimoniales, cruzados, movimiento familiar cristiano, adoración nocturna, grupos de adoración permanente, equipos litúrgicos, coros, acción católica, pastoral de salud, pastoral de la tierra, pastoral penitenciaria y grupos de derecho indígena. Ciertamente falta mucho trabajo con adolescentes y jóvenes de nuestra zona Pastoral y no contamos con materiales propios para su formación.
3.UNA MIRADA A LA REALIDAD ECLESIAL.
El Espíritu Santo es el viento que sigue impulsando a la Iglesia hacia el Puerto seguro, Jesucristo Nuestro Señor. Él, como esposo fiel, cumple su promesa de que estará con nosotros todos los días hasta el fin de los tiempos (Cfr. Mt, 28, 19). Por nuestra parte, nos sentimos agradecidos con nuestro Padre Dios, el haber celebrado en el año 2019,los 500 años de que la Palabra de Dios hecha carne, llegó a acompañar nuestras tierras, con los tres primeros misioneros franciscanos. Sin embargo, a pesar de nuestra plena convicción de que la Iglesia no es nuestra, sino de Él, y que sigue confiando en nuestras débiles fuerzas; no podemos ser ingenuos a las amenazas que atravesamos.
Después de realizar una mirada atenta y crítica a la realidad social, nos percatamos que la Evangelización iniciada en el siglo XV hasta nuestros días, ha producido muchos frutos, pero también es cierto que la humanidad está en constante cambio, y por tal motivo urge responder a los nuevos retos y desafíos del siglo que nos ha tocado vivir.
3.1.Dificultades que la Iglesia atraviesa en nuestra Zona Pastoral Norte
En el número 44 de nuestro Plan Global de Pastoral 2020 –2024 nos ayuda a resaltar algunos aspectos generales que han provocado el debilitamiento de la fe de nuestros pueblos: el clericalismo, el analfabetismo religioso y la piedad popular mal encausada. Desde el inicio de la convocación a las Asambleas de Pastoral en nuestra Arquidiócesis, hemos constatado que los sacerdotes, religiosas y laicos, a pesar de la distancia y la escasez de recursos económicos, han mostrado interés en participar con seriedad y entusiasmo. De esta manera se ha hecho operativa la Sinodalidad y el compromiso impulsados por el V Sínodo Diocesano. También es de reconocer que, en muchas Asambleas de Pastoral, los laicos han mostrado más interés que los mismos sacerdotes. El entusiasmo de los laicos también se percibe en la vida de las parroquias; son los que impulsan diferentes grupos de pastoral y apostolado, pequeñas comunidades de fe, asociaciones, movimientos y ministerios laicales; en las acciones evangelizadoras es donde los laicos manifiestan su interés y hacen realidad su misión dentro de la Iglesia.
Sin embargo, en nuestra Zona Pastoral Norte, aún se percibe el clericalismo, enfermedad pastoral que limita la vocación de los laicos que les es propia dentro de la Iglesia y del mundo. En la Lumen Gentium No. 20, encontramos que los Obispos, junto con los presbíteros y diáconos, recibieron el ministerio de la comunidad. De manera concreta, esta expresión enuncia una respuesta clara a la pregunta sobre el lugar de los sacerdotes dentro dela Iglesia.
Es de notar que, el Concilio Vaticano II, con su riquísimo patrimonio doctrinal, espiritual y pastoral, ha reservado páginas enteras sobe la naturaleza, dignidad, espiritualidad, misión y responsabilidad de los laicos. En la Christi fedeles Laici, el Papa San Juan Pablo II subraya la identidad teológica y espiritual del fiel laico que, insertado en el ministerio de Cristo y de su Iglesia, por el bautismo, manifiesta su ser y quehacer. En esto radica la riqueza de la sinodalidad entre los clérigos y los laicos, excluyendo el clericalismo.
En los últimos años, sobre todo en nuestras Asambleas de Pastoral, nos ha fortalecido la participación de los fieles laicos. Su aportación a nuestro Plan Global de Pastoral de la zona ha sido imprescindible y nos ha abierto nuevos horizontes en la planificación pastoral. No obstante, esta participación de los laicos comprometidos aún es incipiente si comparamos con el resto de los fieles cristianos. Los laicos que viven en el analfabetismo religioso se presentan ante nuestra labor pastoral como un verdadero reto para nuestro Plan Global de Pastoral.
Las manifestaciones de esta realidad están expresadas en el aspecto religioso y eclesial-evangelizador en el segundo punto de la primera parte.
Los sacerdotes, la vida consagrada y los laicos de nuestra Zona han intentado entrar en la dinámica delas proposiciones del Papa Francisco, el V Sínodo Diocesano y los documentos de la Iglesia que nos han señalado: una Iglesia en salida. Sin embargo, el poco interés, el desconocimiento de los medios de comunicación, la apatía, la influencia de muchas corrientes ideológicas y la falta de actualización ante el mundo en constante cambio, nos han orillado a un cierto estancamiento. El miedo a la innovación pastoral nos ha robado la oportunidad de responder con fe y valentía a los retos de nuestro tiempo y asumir nuestro compromiso ante las necesidades que nos plantea el cambio de época.
No podemos pasar en alto la realidad de que aún no hemos superado del todo la Pastoral de conservación. Urge que los agentes de Pastoral entremos en sintonía con el sentir del Plan Global de Pastoral de nuestra Arquidiócesis, tomemos con seriedad las Prioridades Pastorales de este Plan 2020-2024para nuestra Zona, y ejecutemos las líneas de acción y las estrategias propuestas. Ante esta realidad, la Piedad popular aparece ante nuestros ojos como un campo amplio y rico, fértil y sin explotar para nuestra acción pastoral. Las peregrinaciones a los santuarios, las fiestas patronales, las mayordomías, las procesiones y las danzas son algunas de las manifestaciones de la piedad popular. Nuestros obispos consideran necesario y nos piden acompañar pastoralmente a estas manifestaciones sencillas de nuestra gente. Como agentes de pastoral es necesario conocer, valorar, vivir y acercarnos a estas devociones para echar mano de ellas en nuestros procesos pastorales y darles un auténtico acompañamiento evangélico (Cfr. PGP 82).
En nuestra Zona Pastoral aún permanece la convicción de que a cierta edad los niños tienen que recibir los sacramentos de la Iniciación Cristiana. Aunque es cierto que, en la mayoría de los casos, por falta de formación cristiana, estas prácticas se reducen a un evento meramente social. Nos alienta saber que poco a poco el número de los agentes de pastoral comprometidos a la acción evangelizadora empieza a crecer. Algunas parroquias han iniciado una verdadera innovación en la catequesis de los niños, han implementado proyectos encaminados a defender la fe ante la proliferación de las sectas protestantes, empieza a nacer el interés por conocer la Sagrada Escritura y la verdad sobre la Iglesia.
Sin embargo, es lamentable constatar que a pesar de estos esfuerzos, la ignorancia religiosa, las corrientes ideológicas como el relativismo, el utilitarismo, el ateísmo, aunado a los anti-testimonios eclesiales, el maltrato causado por algunos sacerdotes y religiosas, la incoherencia de vida y la falta de un verdadero proceso evangelizador ha dado paso a la proliferación de las sectas protestantes. Es engañosa la falsa idea de que si nosotros no hemos podido acabar con la iglesia menos la podrán acabar los protestantes.
Un dato que nos anima es saber que en nuestra Zona Pastoral aún permanecen los grandes valores que los primeros evangelizadores transmitieron a nuestros abuelos: la figura del sacerdote aún guarda una especial estimación dentro de las comunidades cristianas católicas, la participación en las misas dominicales y el respeto en general a las cosas y personas consagradas siguen siendo parte de la expresión de la fe.
3.2.Los agentes de Pastoral
Los fieles laicos
Los fieles laicos han sido y son el brazo derecho de nuestro Plan Global de Pastoral. La triple misión de los sacerdotes se limita sin la participación de los laicos. Todo sacerdote que ignora y relega el papel de los laicos en los procesos de evangelización, orienta su comunidad hacia el fracaso. Es fruto del impulso del Espíritu Santo saber que en los últimos años ha aumentado el número de los laicos cada vez mejor preparados, que van tomando más conciencia de su identidad dentro de la misión de la Iglesia y muestran interés por conocer más sobre su fe.
Ante este entusiasmo de los laicos, es indispensable favorecer una formación más sistematizada, un acompañamiento más cercano de parte de los ministros ordenados y la vida consagrada. La formación de los agentes, como se señala en las prioridades, tiene que ayudar a los laicos a superar las tentaciones del egoísmo, el individualismo, el protagonismo y la soberbia que bloquean una acción corresponsable, el trabajo en equipo y una pastoral de conjunto y en comunión. Sin embargo, no podemos ignorar la realidad de que sigue siendo reducido el número de los laicos que se preocupan por una vida más comprometida y por consiguiente, que se preocupen de una formación permanente.
La vida consagrada
Como hemos señalado en nuestra mirada al pasado, la vida Consagrada ha jugado un papel importante en la Evangelización de nuestra Zona. Actualmente contamos con diversas comunidades religiosas, que desde su carisma hacen su aportación en el proceso evangelizador de nuestras comunidades. Algunas congregaciones ayudan directamente en la Pastoral de las Parroquias como son las Misioneras Carmelitas de Santa Teresita del Niño Jesús, Misioneras del Sagrado Corazón de Jesús de Xalapa, Misioneras Guadalupanas del Espíritu Santo, los Misioneros Vicentinos, los Misioneros Carmelitas descalzos; y otras de manera indirecta como las Siervas del Sagrado Corazón de Jesús y de los Pobres, Hermanas Marianas y las Hermanas Guadalupanas.
Es preocupante constatar que de parte de algunos sacerdotes, la participación y el trabajo de las religiosas es menos preciado o relegado, traicionando el deseo de lograr una pastoral más orgánica y de conjunto, sin aprovechar el esfuerzo y carisma de cada comunidad religiosa para la Evangelización.
Los ministros ordenados
Nos sentimos agradecidos con Dios porque que desde los inicios de la Evangelización en nuestra Zona Pastoral Norte, nunca han faltado pastores celosos de su ministerio, que han desgastado su vida para la Evangelización de nuestros pueblos. Así lo hemos señalado en la mirada hacia el pasado, porque somos conscientes de que no podemos ignorar a tantos hombres y mujeres que se han hecho inmortales en el corazón de estas tierras.
Con la firme convicción de que la Iglesia no es nuestra, el Dueño de la mies continúa proveyendo de sacerdotes entregados al servicio del Pueblo de Dios, quienes con la plena convicción desempeñan su ministerio con entrega y amor, buscando con ahínco la construcción del Reino de Dios.
Sin embargo, también nos damos cuenta que en muchos ministros ordenados se percibe un cansancio permanente, un desgaste no siempre justificado y un ministerio adormilado, gris y comodino, sin coherencia entre lo que se predica, se enseña y se vive, lo cual podemos considerar como síntomas de la falta de una verdadera identidad sacerdotal y una espiritualidad superficial. En algunos ministros se percibe una vida sin piedad, búsqueda de seguridad y confort, así como poco entusiasmo para involucrarse a fondo en el ministerio, de manera especial ante las nuevas propuestas pastorales, prevaleciendo la repetición de esquemas conservadoras, sin asumir las necesidades de las comunidades y sin apertura al cambio, la innovación y a la creatividad(Cfr. PGP Puebla71).
Es importante señalar también, que aún no se supera la vana concepción de que trabajar en la Zona Pastoral Norte es un castigo. Esta idea propicia en algunos ministros un desgane en su labor pastoral o la ausencia constante en sus comunidades.
También cabe resaltar que en algunos ministros ordenados se ve un activismo al ritmo frenético de la sociedad, muchas veces empeñados en la organización de eventos pero sin acompañamiento de procesos, lo que comúnmente se llama “llamarada de petate”. Este estilo de vida agota y muy pronto se traduce en la pérdida de una esmerada atención a los fieles.
En nuestra Zona Norte, aún es muy visible la ausencia de una Pastoral más orgánica y de conjunto. Se percibe resistencia a la unificación de criterios en la acción pastoral, y muchas veces cada uno sigue sus propios criterios, intereses y programas en propuestas individualistas donde ni se siente el entusiasmo pastoral de los sacerdotes jóvenes, ni se destaca la experiencia de los mayores.
3.3.Las Comisiones en nuestra Zona Pastoral Norte
La Parroquia es una determinada comunidad de fieles cristianos constituida de modo estable en la Iglesia particular, cuya cura pastoral, bajo la autoridad del Obispo diocesano, se encomienda a un párroco, como su pastor propio (CICc.515, &1). En nuestra Zona Pastoral Norte contamos con 44 parroquias divididas en 6 Decanatos.
Además, es oportuno constituir un consejo pastoral, que preside el párroco y en el cual los fieles cristianos, junto con aquellos que participan por su oficio en la cura pastoral de la parroquia, presten su colaboración para el fomento de la actividad pastoral(CIC c.536).
Sin embargo, en nuestra Zona Pastoral algunas parroquias carecen de un Consejo de Pastoral y de un Plan de pastoral parroquial que refleje la vida y el compromiso de todos los cristianos. Bajo la guía del Espíritu Santo, los grupos de apostolado luchan por vivir su carisma, pero por esa falta de organización, muchos han caído en la rutina, la apatía y el confort; no se renuevan ni incrementan el número de sus miembros. En algunas parroquias los grupos de evangelización no cuentan con el acompañamiento ni apoyo del párroco, esta ausencia ha propiciado una espiritualidad debilitada, poco sentido de pertenencia, confusa identidad cristiana, cansancio y escasa motivación misionera. Nos damos cuenta que necesitamos ofrecer procesos de evangelización en las diversas etapas de nuestro caminar como pueblo de Dios. Recalcamos que el Decanato es el espacio privilegiado para cultivar la fraternidad de los presbíteros, la instancia del apoyo subsidiario de las parroquias y de reflexión sobre las situaciones comunes para establecer posturas y criterios de conjunto que hagan sentir la presencia de la Iglesia en las situaciones particulares del Decanato.
Comisión Diocesana para la Pastoral Profética
Este es el medio que la estructura pastoral nos da para seguir llevando la Buena Nueva a todos los ambientes de la humanidad. Estamos conscientes de que Jesucristo tiene que ser anunciado a todos los pueblos como la plena y auténtica liberación del pecado y del maligno para que a partir de ella se construya el reino de los cielos.
Esta liberación debe ser integral, verdadera, pero, sobre todo, debe tener un profundo sentido de trascendencia, porque finalmente lo que urge en la tarea evangelizadora es la salvación, la felicidad total de la humanidad en el Reino del Padre de Jesucristo; y como se afirma en Evangelii Gaudium 182, ya no se puede decir que la religión debe recluirse en el ámbito privado y que está sólo para preparar las almas para el cielo sino que Dios quiere la felicidad de sus hijos también en esta tierra.
San Juan Pablo II, en su discurso al Consejo de Cultura en Lima, 1988,recalcaba que como Cristo nos salvó encarnándose, haciéndose semejante a los hombres, así también la Iglesia cuando anuncia el Evangelio a los pueblos debe encarnarse en ellos y asumir sus culturas; porque si la fe no se hace cultura es una fe no plenamente acogida ni totalmente pensada ni fielmente vivida. La evangelización no destruye, sino se encarna en los valores, los consolida y los fortalece.
Comisión Diocesana para la Pastoral Litúrgica
El Concilio Vaticano II nos recuerda que “la liturgia es la cumbre a la cual tiende la actividad de la Iglesia –también la evangelización–y al mismo tiempo la fuente de donde mana toda su fuerza”. Por eso las celebraciones sacramentales tienen por sí mismas un valor evangelizador que la Nueva Evangelización debe situar en un lugar muy destacado. La liturgia es anuncio y realización de los hechos salvíficos; a través de ella se hace presente Cristo Salvador (Cfr. SC 10).
La celebración litúrgica no puede ser algo separado o paralelo a la vida, sino debe sostener el compromiso de la promoción humana en cuanto orienta a los creyentes a tomar su responsabilidad en la construcción del Reino. Es especialmente en la liturgia donde el Evangelio se encarna en el corazón mismo de las culturas.
Comisión Diocesana para la Pastoral Social
El apoyo y la preocupación por los más vulnerables es un dinamismo a favor de nuestra tarea evangelizadora. Los grupos parroquiales y algunos voluntarios manifiestan su compromiso con la Pastoral Social de la Iglesia. Sin embargo, aún falta formar a nuestras comunidades para que reflejen mejor la misericordia del Padre y sean sensibles ante los más necesitados.
Es necesario que todos los agentes de pastoral, tengan un conocimiento básico de la Doctrina Social de la Iglesia, para que cualquier acción sea fruto de una verdadera madurez cristiana.
Comisión Diocesana para la Pastoral de los Ministerios
En nuestra Zona Pastoral Norte, en muchas comunidades aún subsiste un valor que caracteriza a nuestra gente: es el Servicio. Es un valor cultural y religioso que ya estaba antes de que llegase el cristianismo a estos lugares. Este valor era representado con la pluma de quetzal y solo se le concedía este signo aquel que había cumplido el sistema normativo deservicio en beneficio de su pueblo. Tomando en consideración los servicios prestados era como la persona podía opinar en la organización del pueblo.
Este valor del servicio sigue vigente en la Iglesia y en nuestros pueblos, porque aún es palpable el gusto y el amor con que los fieles prestan un servicio a la Iglesia. Este valor que se puede aprovechar para promover los distintos ministerios laicales al servicio de los más necesitados.
Comisión diocesana para la Pastoral del FAJULAVO
La familia es y seguirá siendo el núcleo de la sociedad, por tal motivo, los agentes de pastoral han sugerido puntualizar que una de las prioridades sea retomar la Pastoral de la familia. Hoy en día, es la realidad que más amenaza ha recibido ante la propuesta ideológica de muchas otras pseudo formas de familia que el hombre puede concebir.
Otra realidad que urge atender es la Pastoral Juvenil. Dadas las circunstancias que nuestra sociedad atraviesa, es imprescindible hacer un espacio dentro de la Pastoral parroquial para atender a los jóvenes, presa fácil de todas las ideologías antihumanas.
Después de hacer una mirada eclesial, aunando a la crisis de vocaciones que la Iglesia atraviesa a nivel mundial, es urgente retomar y promover las vocaciones a la vida sacerdotal, religiosa y a la vida matrimonial.
Comisión diocesana para la Pastoral de la Comunicación
Nos hemos percatado que han sido pocas las parroquias que han echado mano de la tecnología para hacer más dinámico su servicio pastoral. Sin embargo, estamos conscientes de la necesidad de una innovación pastoral de la comunicación para seguir respondiendo a las necesidades de las nuevas generaciones. Cabe destacar que son contadas las parroquias que cuentan con una página de Internet o Facebook. Los pueblos más grandes han recibido apoyo de algunos medios de comunicación para transmitir la Eucaristía o mensajes para eventos o fechas relevantes en la vida pastoral.
PARA CERRAR LA PRIMERA PARTE
Con estas proposiciones hemos intentado examinar la realidad social y eclesial de nuestra Zona Pastoral Norte; ha sido el fruto del arduo trabajo de muchos hermanos nuestros como agentes de pastoral de sus parroquias. Estamos conscientes de que este análisis no agota toda la realidad que nuestros pueblos viven día a día. Incluso podemos afirmar que aún queda mucho trabajo por realizar si en verdad queremos comprender a profundidad la realidad que viven nuestros pueblos. Confiamos en el impulso del Espíritu Santo que nos llevará paulatinamente a buscar motivación y orientación hacia una acción evangelizadora cada vez más encarnada. Dependerá de cada agente de pastoral iluminar con el Evangelio, la Tradición y el Magisterio cada uno de los aspectos analizados y emprender una pastoral más orgánica y eficaz.
SEGUNDA PARTE
INTERPRETAMOS Y JUZGAMOS LA REALIDAD DE NUESTRA ZONA NORTE COMO DISCÍPULOS MISIONEROS DE JESUCRISTO
Como parte de la grey del Señor que peregrina en Puebla, como Zona Norte nos unimos a la convicción general de que la Palabra de Dios ilumina nuestra realidad y de ella queremos aprender a vivir como verdaderos discípulos que no tienen miedo de ser enviados a la misión. “El cristianismo es la religión de la Palabra de Dios, no de un verbo escrito y mudo, sino del Verbo encarnado y vivo” (CIC.c.108). Y es en esta vida y en esta realidad donde hemos buscado luz en nuestros trabajos para trazar este Plan Global de Pastoral y donde le pedimos al Señor que continúe iluminando nuestros pasos.
Los tres elementos fundamentales de la evangelización: Jesucristo, la Iglesia y el Hombre, no sólo son realidades que resuenan como un eco distante de la voz de la Iglesia Latinoamericana, sino que siguen dando ánimo, luz y fuerza al empeño de vivir la evangelización y la fe que Cristo Nuestro Señor nos ha dejado como regalo. La Revelación que Cristo ha traído está completa pero el conocimiento, la comprensión y la vivencia de la misma, exige un compromiso continuo que el Señor nos va develando como parte de su Voluntad.
Reafirmamos la convicción del Plan de Pastoral de la Zona Norte 2017: “Él se hace presente en la comunidad de los que están reunidos en su nombre, está delante de nosotros, de cada persona, identificándose de modo particular en los pequeños, con los pobres, con los que sufren, con los más necesitados” (p. 25). Animados por esta convicción lanzamos nuestras redes en este nuevo empeño de nuestra amada Iglesia.
1.JESUCRISTO, NUESTRA ESPERANZA
El camino común que nos lleva a la vivencia personal con Cristo nos pide en un primer momento que reconozcamos que como Pueblo estábamos perdidos en las tinieblas. Hoy más que nunca reconocemos que las tinieblas continúan cerniéndose sobre nosotros, pero hemos visto una luz (Is 9, 1-2). Esa luz nos ayuda a caminar, nos da esperanza de que el camino recorrido vale la pena y nos ayuda a desafiar los antiguos y nuevos errores que la oscuridad en las diferentes dimensiones de nuestra vida, como hemos visto en la primera parte, busca envolver nuestro cuerpo y nuestro espíritu.
Esa luz se ha hecho carne. El verbo se encarnó para salvarnos reconciliándonos con el Padre; para que nosotros conociésemos así el amor de Dios; para ser nuestro modelo de santidad; y para hacernos partícipes de la naturaleza divina(CIC.cc.457-460). Cristo se encarna en todas las dimensiones de nuestra humanidad y es ahí donde queremos descubrirlo. Dios se encarna en nuestra historia y cultura (PPZN) y en todo aquello que acerca al hombre a Dios por medio de su Hijo.
El panorama o visión cristológica que el PGP de la Arquidiócesis nos presenta es muy claro y de ahí debemos ver como una fuente para poder aterrizar nuestros planes por decanto y parroquia. Así pues, como Zona queremos resaltar dos aspectos que fueron latentes en los trabajos de preparación para dichos planes de pastoral. No se pretende agotar ni reducir las aportaciones y los valiosos trabajos que se han realizado; más bien se pretende enriquecer y animar a tomar como principios iluminadores estos dos aspectos para ir conformando y haciendo prácticos los programas y proyectos.
1.1.Cristo manifiesta el hombre al hombre mismo (GS 22)
Jesús cuando viene a liberarnos de las tinieblas del pecado toma un cuerpo como el nuestro y lo hace, no atropellando nuestra naturaleza, sino dándole un trato único y especial que no dispensó a ninguna de las otras creaturas del Universo. “La naturaleza humana ha sido asumida, no absorbida” (CIC. c.470). “El hijo de Dios […] trabajó con manos de hombre, pensó con inteligencia de hombre, obró con voluntad de hombre, amó con corazón de hombre. Nacido de la Virgen María se hizo verdaderamente uno de nosotros, en todo semejante a nosotros, excepto en el pecado” (GS 22,2). Mayor prueba de Amor no existe, pero es necesario que caigamos en la cuenta de esta realidad para que sea uno de los ejes que nos lleve a una vivencia de la fe fuerte y convencida.
Aunque pudiera parecer una invitación a una reflexión antropológica, se pone el acento más bien en una verdadera y profunda reflexión cristológica. Es necesario levantar la vista y ver, contemplar, admirar, no cansarnos de maravillarnos y sorprendernos cada vez más con la Persona de Cristo; y únicamente de esa manera entender lo que significa ser humanos. Para que las acciones que realicemos en los diversos aspectos de la realidad que se han expuesto en la primera parte de este plan, sobre todo el eclesial-evangelizador, sean como Cristo nos enseña.
“El proceso humano y el proceso de la acción de Dios se dan en una sola historia de salvación” (PPZN). La obra salvífica tiene como destinatario a todo ser humano, pero el Artífice de esta obra es Nuestro Señor Jesucristo. Cuántas personas en la actualidad buscan salvarse o entregar salvación por medios que intentan satisfacer esta sed que todos tenemos. “Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva” (Jn 4, 10). Es interesante analizar cómo en la escena de la samaritana, Cristo es el que toma la iniciativa, se acerca y le pide agua a esta mujer. Con sutileza, pero con firmeza, Cristo presenta el agua de la salvación, pero en ningún momento se impone. Como agentes de pastoral, sentimos que es nuestra responsabilidad ayudar a nuestros fieles a que este encuentro se siga repitiendo.
No se puede dar la unión del proceso humano y del proceso divino, no se puede presentar el hombre al mismo hombre si no se invita a las personas a tener este encuentro, si se desprecia la acción salvadora y como sociedad nos contentamos con encuentros vacíos y faltos de humanidad. Nuestra Zona posee un ambiente, cultura, tradiciones e idiosincrasia donde este encuentro se puede dar de modo fácil y profundo. Pero si poco a poco se va permitiendo que los encuentros sean huecos, oportunistas o faltos de humanidad, entonces nunca podremos ver a Cristo. “Ustedes adoran lo que no conocen, nosotros adoramos lo que conocemos” (Jn 4, 22). Nunca nos daremos la oportunidad de experimentar al Cristo completo si no buscamos conocerlo más. Hay rasgos de su personalidad humana y divina que nos atraen, pero esta atracción no nos hace la vida más fácil. Cristo sigue esperando al lado del pozo de la vida de muchos para revelar el hombre al hombre mismo.
La Palabra se encarnó y levantó su morada entre nosotros (Cfr. Mt 5, 17-18). Este gesto de estar “con nosotros”, “entre nosotros” y “para nosotros”, nos demuestra cómo el Señor no viene a intoxicar lo que ya tenemos, sino que nos ayuda a que el regalo que Él mismo nos da, su gracia, nos ayude a tener una vida mejor. La invitación de Aparecida se encamina en esta perspectiva: Discípulos y Misioneros de Jesucristo, para que nuestros pueblos tengan en Él vida. Una cristología verdadera siempre nos invita a poner el acento en Cristo, en Él y solo en Él. Cuando buscamos que nuestra acción evangelizadora parta y regrese de nuestra persona, tal vez se logre algo insignificante pero no será obra de salvación ni de redención. Para dar frutos buenos necesitamos están unidos con el Maestro, Vid Verdadera(Cfr. Jn 15, 1-6).
“Si permanecen en mí, y mis palabras permanecen en ustedes pidan todo lo que quieran, y les será dado” (Jn 15,7). La unión a Cristo es criterio indispensable en todo el pueblo de Dios, especialmente en los agentes de pastoral. En este proceso de iluminación hemos descubierto juntos que nuestras reuniones, trabajos, proyectos y cualquier otra realidad no pueden ser fecundos si no estamos unidos a Cristo como “sarmientos verdaderos”. Para ser verdaderos hombres y mujeres de fe, necesitamos poseer una estrecha y sólida unión con Cristo, donde el aprender a ser verdaderos seres humanos, no sea un proceso tedioso de aprendizaje sino una dinámica de amor personal que nos plenifica.
Por último, Cristo se manifiesta en los hermanos. Tal vez uno de los lugares más difíciles donde podemos tener esta experiencia privilegiada del Señor es en la aceptación y el servicio de los hermanos. Como Zona reconocemos que conocer y asumir el rostro y el corazón de Cristo es indispensable para poder anunciar el Reino, de una manera verdaderamente encarnada (PPZN). Conocer a Cristo en los Evangelios, es un camino que compromete, pero conocer a Cristo en el prójimo es un camino que redime, que exige también tener y asumir el rostro y el Corazón de Cristo, para que el hombre nuevo encuentre al Hombre-Dios que ha puesto su tienda entre nosotros y nos ofrece una vida en el Espíritu.
1.2.Cristo, el hombre del Reino
“Vino, por tanto, el Hijo, enviado por el Padre, quien nos eligió en Él antes de la creación del mundo y nos predestinó a ser hijos adoptivos, porque se complació en restaurar en Él todas las cosas (Ef1,4-5 y 10). Así, pues, Cristo, en cumplimiento de la voluntad del Padre, inauguró en la tierra el reino de los cielos, nos reveló su misterio y con su obediencia realizó la redención. “La Iglesia o Reino de Cristo, presente actualmente en misterio, por el poder de Dios crece visiblemente en el mundo” (LG 3). Las consideraciones anteriores nos han ayudado precisamente a reconocer la primera parte de este hermoso texto que resume lo que Cristo hace por nosotros. Es necesario por tanto ahondar en este sentido de Iglesia, como Reino de Dios, desde la perspectiva de la obra de Cristo.
Todos los hombres están llamados a entrar en el Reino. El Reino pertenece a los pobres y a los pequeños, es una invitación para los pecadores y continuamente lo utiliza en sus parábolas(CIC. cc.543-546). Este Reino fue anunciado en primer lugar a los hijos de Israel, pero con su nacimiento el Señor hace de este Reino un anuncio para todos aquellos, que con buena voluntad buscan la felicidad y la verdad. Entre nuestros pueblos hay quienes se sienten poseedores del regalo que Dios da gratuitamente a los suyos, y es por ello por lo que una de las tareas de evangelización es mostrar cómo el Reino no depende de los agentes o ministros, sino que es obra de Cristo mismo. Este acercamiento a la obra de Cristo permite asistir con los ojos y el corazón limpios y rectos al tesoro de la gracia. “Llevamos este tesoro en vasijas de barro para que se vea que tan sublime poder viene de Dios y no de nosotros” ( 2 Cor 4, 7). El Reino de Dios es un regalo para todos nosotros.
El Reino pertenece a los pobres y pequeños. Cuántas muestras de esta simple aseveración se van encontrando entre los pueblos que conforman nuestras parroquias. Sabemos que la pobreza de la que habla Jesús no es la material, en un sentido único, pero como recordábamos anteriormente esta pobreza y sobre todo la injusticia social aquejan fuertemente a nuestros pueblos. Por ello, la respuesta adecuada que nos ofrece Cristo nos muestra cómo la acción de instaurar el Reino, no es otra que vivir verdaderamente y de cara a la Voluntad de su Padre. Al instaurar el Reino, Cristo va realizando este plan de salvación.
La aceptación del Reino por medio de un corazón humilde es parte de lo que encontramos en el discurso de la Montaña o las Bienaventuranzas. La pobreza y la pequeñez si no se muestra en la persona, demuestran todo lo contrario de la misión que Cristo vino a traernos. Él es el primero que asume esta pequeñez y este corazón humilde. Cristo con su aceptación obediente, con su humildad, es digno de que el Padre le revele lo que ha sido ocultado a los sabios y entendidos. Siempre ha sido una preocupación de la Zona el modo en el cual se asiste a los hermanos necesitados y nuevamente la reflexión nos lleva a buscar la respuesta y el ejemplo en Cristo. “Se identifica con los pobres de toda clase y hace del amor activo a ellos la condición para entrar en su Reino” (CIC. c.544).
Los pecadores son continuamente invitados al banquete del Reino de los Cielos. Con una pedagogía que habla al corazón de cada ser humano, el Maestro se acerca a cada pecador y le muestra el camino de la conversión como condición necesaria para poder entrar en el Reino de los Cielos. No todo queda en la exigencia de ser diferente. El Maestro consciente de nuestra debilidad toma una actitud de acercamiento mostrando de palabra y con hechos la misericordia sin límites de su Padre hacia nosotros. Cuánto nos enseña el Maestro para poder combatir con la situación de pecado que a diario experimentamos, sea en carne propia, sea en la carne de nuestros pueblos que sufren. Cristo no solo se acerca con un bálsamo para mitigar la herida del pecado, sino que nos muestra el camino de vida que junto con su Padre nos ofrece.
Las enseñanzas de las diferentes parábolas del Reino no son sabiduría humana expresada de manera enigmática. Las parábolas son la invitación respetuosa pero llena de compromiso que el Señor realiza para que podamos ir paulatinamente introduciéndonos en el Reino. En los procesos de evangelización, Cristo nos invita también a tener la paciencia de su método, que no busca reclutar a toda costa, sino que invita más bien a un cambio profundo en nuestra vida, reconociendo el don de Dios en Él mismo y en los hermanos. Las parábolas nos hacen más asequible esta invitación y precisamente porque son humanas, nos muestran la posibilidad que tenemos de acceder a este Reino.
2.EL HOMBRE EN JESUCRISTO
Teniendo en cuenta que los principales interlocutores de la evangelización son los hombres de nuestro tiempo. El Plan Global de Pastoral nos invita precisamente a enfatizar nuestra dignidad humana desde la fe. Desde inicios del siglo pasado se hablaba que el hombre había perdido “el centro” en varias dimensiones de su existencia. Es por ello que ver al hombre en Cristo no solo nos asegura la salvación y la participación en el Reino, sino que nos ayuda a dar cauce a las distintas problemáticas que tiene el ser humano de modo que podamos dar la respuesta correcta, y de ese modo vivir como verdaderos hijos de Dios.
Además de las preguntas existenciales y filosóficas que el ser humano ha realizado desde su participación en la tierra, el ser humano actual “ha generado profundos y acelerados cambios que han afectado sus juicios y deseos, tanto individuales como colectivos, así como sus modos de pensar y su comportamiento” (PGP Puebla, 146). Esta situación no solo trae desesperación e incertidumbre profunda al ser humano, sino que lo coloca en un torbellino de cambios que le impiden anclar su vida en lo Absoluto. Como bautizados y agentes de pastoral afirmamos nuestra vocación y dignidad para vivir con entusiasmo y alegría, la vida que Cristo nos da.
Las claves para poder resarcir esta capacidad que el ser humano posee pero que se han visto opacadas por este desorden generacional, se reconocen precisamente en la misma naturaleza humana, su dignidad y su trascendencia. No es difícil reconocer al hombre como centro y culmen de toda la creación y por consiguiente de sus bienes. Una mirada abierta a descubrir las maravillas que el Señor ha hecho a nuestro alrededor nos libra precisamente del egoísmo destructor que nos encasilla en la pequeñez de la soledad existencial.
Este hermoso proyecto de Dios fue fuertemente manchado por el pecado del ser humano. Con sinceridad tenemos que reconocer que le hemos fallado a Dios, que no hemos escuchado su voz, ni seguido su camino. Y a pesar de todo ello, nos envía a su Hijo para que alcancemos la redención. Él, el nuevo Adán, redime al hombre y entonces se puede entender al ser humano en Cristo. Al redimirlo le deja la Iglesia como sacramento de salvación. De ahí la importancia que el tercer apartado de esta segunda parte se dedique a la Iglesia en conexión con la obra santificadora de Cristo en el hombre. En esta reflexión como Zona Norte se han visto sensiblemente dos aspectos de esta antropología teológica que se profundizan para alcanzar una mejor visión de conjunto. Por un lado, la dignidad de la persona humana y por el otro lado, la conciencia de que Dios habla al hombre en sus circunstancias particulares.
2.1.La dignidad humana
“Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y mujer los creó” (Gn 1, 27). Reflexionando en el pecado como mal que se propaga por los distintos campos de la sociedad humana, el PPZN nos invita a reflexionar en que hemos pecado pero que no es esa la verdadera imagen del ser humano. Profesar esta convicción de nuestra similitud con el Creador, no sólo nos ayuda a recapacitar sino que se propone como uno de los puntales que asegure el camino de nuestra Iglesia en este periodo de esfuerzo pastoral hasta el 2024.
La amnesia espiritual que los hombres y las mujeres, con los cuales convivimos día a día, no tiene por qué ser un obstáculo que nos impida proclamar con entusiasmo la Buena Nueva en los diferentes niveles de nuestra acción pastoral, sino que tiene que ser una de las insignias de esta evangelización. Dar testimonio de nuestra fe siempre ha sido un reto que las comunidades de las diversas épocas han sabido afrontar con valentía y entusiasmo.
Para ser los “mártires”, los testigos de la fe que la Iglesia nos invita a ser, hemos encontrado en este camino de planeación que necesitamos reproponer, valorar y ayudar al hombre mismo a vivir esta dignidad que el Señor nos ha concedido por medio de la Creación y por medio de la Redención. La naturaleza humana no viene únicamente restaurada, sino que es elevada a una nueva dignidad, que estamos llamados a vivir todos y compartir con los hombres y mujeres de nuestro tiempo, incluso si no comparten nuestra fe.
“La dignidad de la persona humana […] se realiza en su vocación a la bienaventuranza divina. Corresponde al ser humano llegar libremente a esta realización. Por sus actos deliberados la persona humana se conforma, al bien prometido por Dios y atestiguado por la conciencia moral” (CIC. c.1700).
La dignidad como vocación es una constante que se ha ido manifestando en la reflexión; sin embargo, con pena hay que reconocer la inactividad e indolencia que se ha ido propagando cada día más en las parroquias de nuestra Zona Pastoral. “Nos hemos acostumbrado a ver como cosa normal la desintegración familiar, el aborto, la homosexualidad, la violencia y el desorden que provoca el crimen organizado” (PPZN). Posiblemente todas estas realidades hayan logrado oscurecer nuestra atención del verdadero lugar a donde tenemos que colocar la mirada. El mal, aunque todos lo practiquen seguirá siendo mal; por ello el que ha sido llamado a evangelizar tiene esta tarea de ser luz en medio de la oscuridad, de ser sal que da sabor a su ambiente. Como agentes de pastoral este es un fuerte reclamo que nos impulsa en nuestra acción evangelizadora.
La libertad que hemos recibido como regalo divino es una oportunidad que se revela como invaluable para que en las situaciones concretas de nuestra vida ejerzamos con autenticidad esta dignidad que el Señor nos ha dado. Dentro de la contingencia que experimentamos día a día, el Señor nos invita también a vivir la trascendencia en el ejercicio libre y amoroso de nuestro ser, del reconocimiento del valor del género humano sin distinción de etnia, lengua, posición social, nivel cultural o acceso a la infraestructura básica de nuestro tiempo.
En una era de la proclamación a capa y espada de los derechos humanos y de la subversión de ciertos “pseudo-derechos”, la revalorización de la conciencia moral y la propuesta de los valores humanos y espirituales tradicionales, se presenta como una exigencia y cura de las enfermedades de nuestro tiempo. Si queremos vivir en la dignidad y libertad de los hijos de Dios, es necesario que proclamemos la ley interior que habita dentro y nos muestra el norte espiritual de la salvación.
2.2.Dios habla al hombre, aquí y ahora
Si bien es cierto que al cumplirse la plenitud de los tiempos envió Dios a su Hijo, también es cierto que “el tiempo presente, según el Señor, es el tiempo del Espíritu y del testimonio, pero es un tiempo también marcado por la tribulación” (CIC.c.672). En la actualidad, en el “aquí y ahora”, en nuestro tiempo presente, el Señor nos continúa hablando y de igual manera, se puede afirmar que el hombre responde. Lo importante es entender si el hombre, si yo, si mi Iglesia está respondiendo conforme a lo que Dios pide. Por ello la necesidad de las prioridades, líneas de acción, estrategias y proyectos.
La respuesta del ser humano es una respuesta que no se queda en la teoría, sino que se materializa en los pensamientos, palabras y obras de cada uno de nosotros. El Señor busca interactuar con nosotros y dicha interacción se da en el tiempo y en el espacio, trasciende verdaderamente el tiempo y el espacio, pero no lo omite o lo anula. La Encarnación es la muestra de que el Señor está aquí y ahora con nosotros; la Eucaristía muestra en plenitud esta permanencia de la eternidad en nuestra historia, que no solo es historia Divina, sino que verdaderamente es historia humana.
El ser humano responde como bautizado, da testimonio como miembro de una familia, como artesano o profesionista, como mujer o como hombre, como joven o anciano. Ahí radica la hermosura de nuestra respuesta amorosa a Dios que es un Padre cercano y no lejano. Y es ahí el lugar donde toda la reflexión, el esfuerzo y nuestras tareas evangelizadoras encontrarán una tierra firme y fecunda, en los proyectos de Decanto y sobre todo los parroquiales, para ofrecer al Señor una respuesta en nuestro “aquí y ahora” que se convierta en “una fuente de agua que salte para la vida eterna” (Jn 4,14).
Es necesario reconocer también que “del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias” (Mt 15, 19). Y todo ello también es parte de nuestro aquí y ahora. El pecado personal y social es actual, no es un tabú o una cosa del pasado. El espíritu del mal también entra a nuestras casas, escuelas, formas de vida, encuentros e ideologías; también busca que en nuestra situación actual le demos la espalda a Dios. Como personas, nuestras evaluaciones nos han llevado a ver que le hemos fallado al Señor y continuamos fallándole. La respuesta que tengamos ante este conocimiento y el cambio del rostro de la Iglesia, también se da en el aquí y ahora, como parte de este examen.
Es un tiempo de tribulación, pero sobre todo es un tiempo de renovación, y por ello le pedimos al Señor que este esfuerzo sea un esfuerzo verdadero de todo el ser humano. El hombre que reconoce en Cristo, la verdadera imagen del hombre pero que junto con la gracia busca responder en los diversos momentos y situaciones de su vida, amando a Dios y al prójimo ahí donde reconoce su vocación personal y donde puede dar testimonio práctico y real de su fe, realizando la vocación universal de todo ser humano.
3.LA IGLESIA, SACRAMENTO DE JESUCRISTO
Nuestra Iglesia Angelopolitana recuerda cómo la Iglesia es sacramento de la unión íntima con Dios y de la unidad de todo el género humano según la doctrina de Lumen Gentium. Pero sobre todo nos invita a colocar la mirada en la Iglesia como sacramento de Cristo, como enfoque pastoral que nos ayuda a entender nuestra situación actual, para llegar a la situación que fomentarán nuestros proyectos. Como Zona reconocemos que nuestra Iglesia tiene una riqueza intradimensional, pero necesitamos de Cristo para dar el verdadero rostro de la Iglesia que conformamos en nuestras parroquias y decanatos.
Mirar el Reino no es un ejercicio espiritual piadoso que nos ayuda a sentirnos agradecidos, sino que es la semilla y el germen del regalo que el Señor nos ha dado y es parte de esta dimensión eclesial que buscamos reconocer. Al igual que se invita a todo hombre y mujer a reconocer su condición espiritual e histórica, nuestra Zona también cuenta con una condición espiritual e histórica, que invitamos a conocer y apreciar en grado sumo. El pueblo que no conoce y reconoce su historia está condenado a repetirla, reza una frase de la sabiduría popular. Nuestra Iglesia busca conocer y reconocer esta historia para potenciar lo positivo, sanar las heridas causadas y evitar lo que ha sido signo de desunión y desigualdad entre nuestros hermanos.
En este apartado se ha constatado el sentir común de nuestro pueblo de formar verdaderas comunidades al estilo de las primeras comunidades cristianas, en el sentido de fomentar una Iglesia que ore, escuche, y se alimente en la unidad. Y habiendo vivido este momento de gracia en la vivencia del V Sínodo Diocesano y las diversas asambleas, el sentir común reconoce que necesitamos una Iglesia de misericordia.
3.1.Iglesia, comunidad cristiana
“Todos se reunían asiduamente para escuchar la enseñanza de los Apóstoles y participar en la vida común, en la fracción del pan y en las oraciones” (Hech 2, 42). No podemos pretender emular al detalle la vida de las primeras comunidades puesto que las circunstancias son diferentes, pero si pretendemos que el mismo Espíritu que las animó y logró el milagro de la conversión y fe en los corazones de aquellas personas, suscite el mismo milagro en nuestras comunidades. “Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu” (1 Cor 12, 13).
El PPZN en esta misma línea nos recordaba con la enseñanza del Concilio: “La Iglesia, instituida por Jesucristo, es una comunidad de fe, esperanza y caridad […] La Iglesia constituye en la tierra el germen y principio del Reino de Dios”. Las virtudes teologales que nos recuerdan son parte fundamental de esta comunidad cristiana. En nuestras comunidades se percibe que hay vida común pero no de todos los hermanos, incluso algunos la han dejado para ser parte de otras comunidades. La evangelización que recibe nuestra comunidad todavía es básica y en muchos casos no lleva a un verdadero compromiso. La fracción del pan es una constante, pero hay que examinar en qué medida la comunidad se envuelve o sólo contempla desde lejos. Hay muchas otras formas de partir el pan que aún nos falta explorar en el campo de la caridad y de la doctrina social de la Iglesia. Por último, la oración es una constante, sin embargo, los agentes de pastoral tenemos que ser maestros de oración y alimentar nuestra acción evangelizadora de esta realidad.
El tema del Reino de Dios ya se tocó en la parte referente a Jesucristo y en la parte referente al hombre, sin embargo, es un hilo común que vamos identificando en medio de nuestra reflexión teológica, en medio de los trabajos realizados y en definitiva de lo que cada bautizado vive conforme a lo que el Señor nos va mostrando. El Reino de Dios ya está aquí y por ello recibimos la invitación de anunciarlo con alegría y sin miedo. Pero también es necesario irlo instaurando con la vivencia convencida y alegre de lo que vamos realizando. Por ello nuestro plan anterior hablaba de semilla y germen.
Como comunidad también encontramos la hermosa imagen de la Iglesia como Cuerpo Místico de Cristo, un cuerpo que se configura deformas muy particulares y peculiares en nuestra Zona, y que cada día podemos encontrar nuevas iniciativas para ayudar a que este cuerpo se mantenga vivo y sano. Nuestro Cuerpo Místico ha sido herido por las injusticias que no tenemos que cansarnos de seguir remarcando como verdaderos profetas que somos. Nuestro Cuerpo siente en su conjunto lo que le pasa a cada miembro y es por ello, que como Iglesia no hay que despreciar ninguna señal sino saber leer los signos de los tiempos que el Señor continúa enviándonos a manos llenas. Este Cuerpo Místico siempre esta inflamado y fortalecido por el Espíritu Santo, por ello que no decaigan los ánimos cuando parece que el Cuerpo flaquea y recordemos que la comunidad se fortalece en el mismo Espíritu que animó a las primeras comunidades.
3.2.Iglesia con rostro de misericordia
Con frecuencia el Señor nos recuerda que la misericordia no es una cuestión restringida al Ser y al Actuar Divinos, sino que es participación de la misma vida que el Señor nos da. Hemos vivido como Iglesia hace algunos años el Jubileo de la Misericordia, pero aún nos queda un largo camino en adquirir y mostrar al mundo el verdadero rostro de la Misericordia, que busca llevar el mandamiento del amor a todos los rincones posibles y de esa manera dar luz y esperanza al Mundo.
“Y Aconteció, que descendiendo Moisés del monte Sinaí con las dos tablas de la Alianza, no sabía él que su rostro resplandecía, después que hubo hablado con Dios” (Ex 34,29). En la oración, en el encuentro con el Señor adquirimos la luz y la fuerza de lo alto para mostrar a los demás el rostro de la misericordia. Una misericordia que sana a los dolientes y sufrientes. El Buen Samaritano al sanar las heridas del que fue asaltado y golpeado mostró el rostro de la Misericordia, aunque no conociera a esa persona. En ocasiones mostrar este rostro será una actitud pública y conocida; en otras ocasiones, será una acción en lo oculto y escondido, pero donde el Padre Celestial nos verá y entonces nos dará la recompensa.
Entre las iniciativas que surgen en nuestros programas y proyectos siempre se puede mostrar de forma real y práctica este rostro misericordioso. El Rey de la parábola que separa a las ovejas de los cabritos, lo hace porque unos tuvieron el cuidado de hacer práctica esta misericordia, en cuestiones pequeñas pero que llenaron de sentido. Los que son reprobados por su omisión o por su negativa delante del bien, no quisieron traducir en obras esa misericordia, de la cual ellos mismo fueron sujetos. Antes de echar culpa a las instituciones sociales o a las ideologías que afectan tanto a nuestras comunidades, es imperante un examen de conciencia, de cómo hemos respondido nosotros primero para ser bálsamo que cure las heridas, que nosotros o los demás han infligido a nuestros hermanos y a nuestros pueblos.
La misericordia, o más bien la Iglesia con rostro de misericordia, tiene que atender a las necesidades, expectativas, carencias, reclamos y esperanzas que los hombres y mujeres que componen esta Iglesia a su vez esperan de ella. No se trata de tener una actitud de paternalismo que degrada el valor de las personas y de los pueblos, más bien con tacto, pero sobre todo con misericordia hay que buscar la correcta promoción de las mismas personas y pueblos. Buscar imponer modelos que no corresponde a la realidad de lo que hemos reconocido en la primera parte, sería traicionar la vocación eclesial. Buscamos realizar un proceso gradual pero verdadero que responda a las necesidades reales que sabemos, pero que con humildad reconocemos que no hemos estado a la altura para responder así como el Maestro nos enseñó.
La misericordia no conoce edades. Nuestra Iglesia tiene una deuda de guía y de acompañamiento especialmente con los niños y jóvenes. Podemos recapitular varios sectores que no han recibido la respuesta de misericordia, la sonrisa de misericordia que esperaban de la Iglesia. Sin embargo, un denominador común en las parroquias y decanatos y que se ve reflejado en el PGP Puebla, es precisamente la atención y evangelización de este sector tan amado del Pueblo de Dios. Por el proceso de maduración, la configuración de las familias y el mismo derrotero que va tomando nuestra sociedad, es fácil dejar de lado a los niños y jóvenes y colocar la culpa en estas situaciones. Con pesar se reconoce cómo los grupos de niños y jóvenes reciben lo básico en la formación catequética, no hay un acompañamiento dedicado a ellos y también no se les involucra en la vida parroquial. La misericordia es incansable y ahí tenemos un campo maravilloso para compartir todo este tesoro.
El Catecismo nos recuerda que la misericordia es un fruto de la caridad junto con el gozo y la paz (CIC. c.1829). En ocasiones nos gustaría resolver las situaciones de injusticia, de opresión, de desprecio con una acción única y definitiva. Y el Señor nos enseña que el ritmo del Espíritu es diverso. En ocasiones nos tocará solo sembrar, en otras ocasiones nos tocará recoger lo que no hemos sembrado, pero incluso ahí siendo instrumentos dóciles en las manos del Señor, la misericordia debe ser uno de los distintivos de nuestro ser y nuestro actuar. Al final de nuestra vida seremos juzgados de lo que hayamos hecho acerca del Amor, de la Misericordia que hayamos predicado y vivido.
En esta Iglesia Misericordiosa, la presencia de la Santísima Virgen María ilumina y engrandece las formas y los ejemplos para esparcir el Amor de Dios. El rostro materno de Dios, en María, nos confirma cómo la Iglesia también es madre que vela con solicitud por sus hijos en los diversos órdenes, que se enfrentan en su vida cotidiana a la realidad. En ocasiones, la misericordia comenzará por guardar “las cosas en nuestro corazón” para que entonces la misericordia sea interiorizada y no sea una mascará del altruismo desencarnado. María atenta a las necesidades de los demás, conocidos y extraños, familiares y amigos, nos muestra el camino que hay que recorrer. Ella se ofrece a realizarlo con nosotros. De la mano de María realicemos nuestra vida, nuestra evangelización y nuestra respuesta a la Voluntad de Dios como personas, individuos que se encuentran con su Señor; y como Iglesia, que está buscando responder fielmente al llamado.
4.JESUCRISTO Y LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
Al terminar este recorrido cristológico, antropológico y eclesiológico, como parte del sentir de la Zona creemos que, para interpretar correctamente nuestra realidad es necesario dedicar un apartado especial a la realidad de los Pueblos Originarios en nuestra demarcación. Este apartado no indica nada nuevo, ni quiere ser un repaso histórico revictimizante, al contrario, quiere animar y dar nuevo impulso junto con todo el trabajo realizado, a estos hermanos que dan rostro a nuestra Iglesia y nos ayudan a descubrir la verdadera evangelización en nuestra Zona.
“La experiencia demuestra que la relación entre cultura e Iglesia Católica se realiza con mucha dificultad desde hace varios siglos. Tales dificultades, como hemos visto, no las pone la Fe, ni el Magisterio. El problema es de etnocentrismo pastoral, situación bastante compleja que hace que, por la ideología dominante, que consagra y etiqueta los valores culturales del sistema vigente como buenos y cristianos, los agentes de pastoral identifiquen el cristianismo con su propia cultura, o con otros valores que han aceptado, y se identifiquen, o al menos se hagan coincidir los valores del Reino con los valores adquiridos o los del sistema. De allí que la Pastoral Indígena insiste en que los misioneros y demás pastores busquen con los pueblos caminos para que el arte y las artesanías puedan expresar de manera consciente las realidades y misterios de la fe y, fundamentalmente, para que los indígenas y sus culturas participen, como indígenas, del ser del pueblo de la Iglesia, para que ésta nazca en las distintas zonas con las características propias de los indígenas que perfeccionan y alegran el mundo, la sociedad, y elevan el futuro de la vida humana. Donde no nace la Iglesia autóctona, la Iglesia universal no está presente”(FUTEPIM 73).
4.1.Jesucristo se revela en la historia y en la cultura de un pueblo
Una de las expresiones del Vaticano II, que mejor fortuna han tenido en su posterior recepción, es la de «semillas del Verbo», una fórmula condensada y sugestiva; una expresión patrística, tomada de San Justino, con lo que ello supone de fuerza argumentativa de la Tradición; y que es emblemática del espíritu del Concilio, por su actitud de diálogo con el mundo(José Luis Moreno, “Semina Verbi”, De san Justino al Vaticano II, pag. 127).
Nuestros pueblos originarios a lo largo de los siglos han mantenido firme su espiritualidad indígena manifestada en sus ritos y mitos, los cuales les han dado rostro y corazón propio, de manera diferente a las otras culturas existentes en nuestro país. En esta espiritualidad es donde se «descubren con gozo y respeto las semillas del Verbo que se ocultan en ellas (las tradiciones)» (cfr. Ad Gentes11).En este espacio «El Espíritu Santo, llama a todos los hombres hacia Cristo por las semillas del Verbo y por la predicación del Evangelio … » (cfr. Ad Gentes15).
La presencia y acompañamiento de Cristo como semilla en las culturas se da en los mitos y ritos religiosos de los pueblos. Ya desde el Antiguo Testamento Dios había mostrado muy claramente a sus sacerdotes: “Desde donde sale el sol hasta donde se pone, grande es mi nombre ante las naciones, y todo lugar se ofrece a mi nombre un sacrificio y una oblación pura” (Mal.1, 11). Este texto, es una tradición constante de la Iglesia, hace alusión profética al Sacrificio Eucarístico. Así lo asumió el Concilio de Trento. Mas, en el contexto histórico de Malaquías, la alusión a la bondad de los sacrificios no judíos en el Imperio Persa es innegable. Es decir, que Dios ve con agrado las ofrendas de los pueblos paganos, por la pureza de intenciones de ellos, frente al ritualismo irreverente de los judíos de la época de Malaquías (cfr. Críticas de Isaías y Amós)[FUTEPIN, No. 42, pag. 55].
De la misma manera los ritos indígenas son aceptados por Dios porque “el designio universal de Dios para la salvación se realiza también de manera casi secreta en la mente de los hombres… mediante iniciativas también religiosas” (Ad Gentes 3; Hechos 17, 27). “Algunas historias de sus leyendas… no se diferencian mucho de algunas de las grandes lecciones inspiradas y que nos han sido transmitidas por aquellos entre los que nació Jesús” (san Juan Pablo II, Aborígenes, 5). Todo eso lo considera la Iglesia como enseñanza de Dios, camino que El hace con los pueblos en sus culturas, “pedagogía de Dios” (Ad Gentes 3). Y Juan Pablo II, les decía a los aborígenes en Australia: “Es maravilloso ver cómo la gente, cuando acepta el Espíritu de Jesús, encuentra puntos de armonía entre sus propias tradiciones y las de Jesús y su pueblo” (Juan Pablo II, Aborígenes, 5).
«La Iglesia en cuanto católica no es extraña a ninguna parte, sino que reconoce y favorece los verdaderos valores de todas las culturas, los asume, los imbuye de principios cristianos y los eleva… y así toda la Iglesia se enriquece con los bienes de las diversas culturas»(El Esquema «De Missionibus» enviado el 17 de Enero de 1964 decía que los «misioneros procurarán conocer a fondo el patrimonio religioso y cultural, la lengua y las costumbres del pueblo a evangelizar y reconozcan en su gran variedad la Providencia de Dios, que prepara caminos para el Evangelio» (Cfr. Esquema «De Missionibus» n. 5, «Acta Synodalia Sacrosancti Concilii Oecumenici Vaticani II» «Acta», III, VI, p. 349-355; 930), especialmente en esta zona pastoral donde estamos asentados los pueblos originarios, totonacos y nahuas, donde los primeros misioneros, como Fray Andrés de Olmos, pudieron adaptarse al valorar la grandeza de nuestra cultura, sobre todo al descubrir la cosmovisión espiritual que sostiene la vida de nuestros pueblos.
Esta “adaptación requirió, sobre todo, que se reconociera y se asumieran los valores morales y religiosos que constituyen el núcleo íntimo de cada cultura. En el tesoro moral y religioso del pueblo hay muchas cosas buenas, sanas y bellas que se desarrollaron a través de los siglos según el misterioso designio de Dios, para que en el tiempo divinamente establecido se insertaran en el Cuerpo de Cristo, que es la Iglesia, y en él recibieran admirable elevación»(El Esquema «De Missionibus» enviado el 17 de Enero de 1964 p. 361-363)
….Cuando evangelizar se confunde con aculturar, reducimos nuestra misión a una ideología y caemos en el colonialismo e imperialismo religioso que nos conducen al seno de las estructuras sociales dominantes. Frecuentemente encadenamos y limitamos nuestra homilía y dinámicas pastorales al modelo de pensar de la moral individualista y utilitarista de la cultura nacional; haciendo así que, cuando los indígenas aceptan nuestra pastoral, se destruyan sus modelos culturales comunitarios y la orientación que tienen al servicio y a compartir. En vez de ligar nuestra acción pastoral a los modelos de clase media ascendente o dominante en los que muchos de nosotros hemos sido educados, debemos vincular nuestra evangelización a los modelos culturales y los valores indígenas. Así lo indicaban los mismos indígenas cuando señalaban que el Evangelio y la Iglesia no deben parecer extraños a ninguna cultura (Xicotepec 41). “La cultura manifiesta el genio permanente y la dignidad de vuestra raza” (san Juan Pablo II, A los Aborígenes, 3)[FUTEPIN, No. 51].
Por lo tanto, como discípulos de Jesucristo, encarnado en la vida de todos los pueblos descubrimos y reconocemos desde la fe las “semillas del Verbo” presentes en las tradiciones y culturas de los pueblos indígenas de América Latina. De ellos valoramos su profundo aprecio comunitario por la vida, presente en toda la creación, en la existencia cotidiana y en la milenaria experiencia religiosa, que dinamiza sus culturas, la que llega a su plenitud en la revelación del verdadero rostro de Dios por Jesucristo(Documento de la Aparecida No. 529).
Como discípulos y misioneros al servicio de la vida, acompañamos a los pueblos indígenas y originarios en el fortalecimiento de sus identidades y organizaciones propias, la defensa del territorio, una educación intercultural bilingüe y la defensa de sus derechos(Documento de la Aparecida No. 530). Nos comprometemos también a crear conciencia en la sociedad acerca de la realidad indígena y sus valores, a través de los medios de comunicación social y otros espacios de opinión. A partir de los principios del Evangelio apoyamos la denuncia de actitudes contrarias a la vida plena en nuestros pueblos originarios, y nos comprometemos a proseguir la obra de evangelización de los indígenas, así como a procurar los aprendizajes educativos y laborales con las transformaciones culturales que ello implica. Todo lo anterior, son condiciones para la afirmación de la plena ciudadanía de nuestros pueblos(Documento de la Aparecida No. 96).
4.2.Hacia una encarnación del Evangelio en nuestros Pueblos Originarios
Con la llegada de los europeos a estas nuevas tierras, provocó grandes cambios que trastornaron al pueblo Anahuaca, pues trajo triple sufrimiento: en un primer momento, la guerra con armas superiores a las nuestras, lo cual desembocó en muchas muertes. El segundo momento, fue la epidemia traída por los conquistadores españoles; y en un tercer momento, la hambruna, generada por la guerra y la epidemia. Tal situación, que tardó 10 años (1521-1531), casi deja extinta la comunidad Anahuaca.
Esta oscuridad que reinaba en el Valle de México fue sorprendida por los cantos que San Juan Diego escuchó al pasar. Santa María de Guadalupe, con el color del rostro y la lengua de las gentes de estas tierras, hace eco del misterio del Dios que elige lo pequeño para mostrar su amor. En el encuentro de San Juan Diego con la Virgen, él toma conciencia de que su dignidad y su valor no vienen de otros hombres, sino del “Dios por quien se vive”, del que María de Guadalupe es portadora(PGP, No. 156).
En el “Nican Mopohua” podemos leer: Mucho quiero, mucho deseo que aquí me levanten mi casita sagrada. En donde lo mostraré, lo ensalzaré al ponerlo de manifiesto. Lo daré a las gentes, en todo mi amor personal, en mi mirada compasiva, en mi auxilio, en mi salvación. La nación se inicia al levantarse el templo “la casita sagrada” como lo expresaba el Papa Francisco y se extingue al destruirse éste. Como ya no había templos mexicanos, había cesado de existir la nación mexicana. Ahora bien, con ese templo que Ella pide para su Hijo, la nación va a resurgir; el templo es el lugar donde Ella mostrará a su Hijo(PGP, No. 152).
En esta casita se mostrará el rostro mestizo de la Virgen de Guadalupe como símbolo de la inculturación del evangelio, de la cual ella ha sido estrella y guía; con su intercesión poderosa la evangelización podrá penetrar el corazón de los hombres y mujeres del continente, e impregnar sus culturas transformándolas desde adentro(Confr. La pedagogía guadalupana, para una evangelización inculturada, Arquidiócesis de México, Pag. 5).
Gracias a esta inculturación, en las Iglesias particulares “la misma Iglesia universal se enriquece con expresiones y valores en los diferentes sectores de la vida cristiana, como la evangelización, el culto, la teología, la caridad; conoce y expresa aún mejor el misterio de Cristo, a la vez que es alentada a una continua renovación” (Redemptoris missio,52). Entendida y realizada correctamente, la inculturación expresa mejor el sentido del universalismo de la Iglesia, que acepta y asimila todas las manifestaciones culturales, así como acoge e incorpora todas las realidades humanas, para santificarlas y transformarlas según el proyecto de Dios.
En las Iglesias particulares que nacen y se desarrollan en los territorios de evangelización, esta obra puede y debe realizarse como un compromiso misionero válido y fructuoso. El criterio que todos deberán seguir es el siguiente: en toda cultura se pueden encontrar y descubrir valores auténticos, pero en ninguna se encuentra la verdad absoluta ni una regla infalible de vida y de oración. Así pues, es necesario reconocer esos valores, como hicieron ya en los primeros siglos los Padres con la cultura griega y latina, y después, sucesivamente, con las de los pueblos evangelizados. También hoy las Iglesias particulares, en la promoción del encuentro entre el Evangelio y las culturas, están llamadas a vivir su vocación misionera para realizar la unidad y la universalidad de la familia de Dios (Audiencia General de Juan Pablo II, miércoles 14 de junio de 1995, No 5).
4.3.Retomando los caminos para el reconocimiento de nuestra Iglesia Autóctona.
La Pastoral de pueblos originarios y afromexicanos, se entiende así misma como una instancia de la CEM, que acompaña el florecimiento de las Iglesias autóctonas, con su rostro y corazón propios, y favorece la autonomía y autodeterminación de los Pueblos para que sean sujetos de su propia historia y acontezca en sus vidas el Reino de Dios(Plan Pastoral de la Dimensión Pastoral de Pueblos Originarios y Afromexicanos, Comisión Episcopal de la Pastoral Social CEPS, Pag. 15).
El Concilio Vaticano II nos dice: “Deben crecer de la semilla de la Palabra de Dios en todo el mundo Iglesias particulares autóctonas suficientemente fundadas y dotadas de propias energías y maduras, que, provistas suficientemente de jerarquía propia, unida al pueblo fiel, y de medios apropiados para llevar una vida plenamente cristiana, contribuyan, en la parte que les corresponde, al bien de toda la Iglesia. El medio principal para esta plantación es la predicación del Evangelio de Cristo. Para anunciarlo envió el Señor a sus discípulos a todo el mundo, a fin de que los hombres, renacidos por la Palabra de Dios, ingresen por el bautismo en la Iglesia, la cual, como cuerpo del Verbo Encarnado que es, se alimenta y vive de la Palabra de Dios y del pan eucarístico”(Vat. II, Ad gentes No. 6).
“Deben crecer… en todo el mundo Iglesias particulares autóctonas”. Es un imperativo: “Deben crecer”. Es lo que estamos procurando llevara la práctica, con el gozo de ir teniendo más y más una “jerarquía propia”, con las vocaciones nativas que Dios, por pura gracia y misericordia, nos está regalando(Cardenal Felipe Arizmendi Esquivel, obispo emérito de san Cristóbal de las Casas, Chiapas). En palabras del Cardenal Felipe Arizmendi: “Hemos de advertir lo que mi predecesor, Don Samuel Ruiz García, indicaba en la nota No. 1 del III Sínodo Diocesano: “Autóctono no debe confundirse con autónomo, sino de una Iglesia autóctona… La Iglesia particular mantiene diversidad de prácticas en la unidad de la fe… Es católica precisamente por su situación geográfica, por su diversidad cultural y, principalmente, por su unidad en la fe. Su catolicidad se realiza al estar en comunión con otras Iglesias locales, bajo la presidencia de la Iglesia de Roma”. Y más adelante: “En nuestra Diócesis sabemos que una Iglesia autóctona no es una Iglesia independiente, separada de las demás… Una Iglesia autóctona católica siempre estará en comunión con las demás Iglesias particulares y con la Iglesia que preside quien está a la cabeza de la caridad; siempre será una Iglesia fiel a la Tradición; abierta a las experiencias de las Diócesis hermanas que puedan enriquecerla, y también consciente de su vocación misionera hacia otras naciones, aun cuando tenga escasez de clero”.
Los Padres del Vaticano II enseñan que las Iglesias particulares autóctonas nacen de la semilla de la Palabra de Dios, deben echar raíces profundas en su cultura, dar a sus miembros una formación adecuada, contar con organizaciones y asociaciones propias y valerse por sí mismas en sus necesidades de catequistas, ministros, sacerdotes y Obispos (Ad Gentes 15)[FUTEPIN No. 67].
La finalidad de la misión es la Iglesia autóctona: que crezca y aporte su particularidad a toda la Iglesia (Ad Gentes 6). Lo que Dios ha declarado puro nosotros no podemos llamarlo profano (Hechos 10, 15), y la Iglesia debe hacerse judía con los judíos, sin ley con los sin ley, indígena con los indígenas (confr.1 Cor.9, 20-21). La Iglesia se hace autóctona en cada pueblo (Documento de Asunción). La Iglesia en cuanto tal, no tiene una cultura propia sino que debe encarnarse en todas.
Ciertamente en México, las Iglesias particulares no son todavía autóctonas. La fe no ha encarnado en las culturas, ni se expresa en símbolos que revelen la personalidad histórica y cultural de cada grupo indígena. La dimensión autóctona de la Iglesia es la más válida y es la base para la catolicidad. La Pastoral Indígena debe trabajar para que se seleccionen e interpreten símbolos y expresiones vitales que conduzcan por el sendero del diálogo a una comprensión y manifestación más profunda de la fe y la liturgia. Todos los bienes culturales de los pueblos son para la recapitulación de todo en Cristo (San Ireneo, Ad. Haereses, 16, 6; Patrología Griega 7,925) y son parte del “magnífico patrimonio del espíritu humano” (san Juan Pablo II, Redemptor Hominis 12) del cual Cristo es el heredero universal (Sal.2, 8)[FUTEPIN No. 69].
Hay muchas vocaciones indígenas, hombres y mujeres indígenas que van a casas de formación y seminarios donde, por nuestras deficiencias etnocentristas, no maduran para el servicio ministerial del Pueblo de Dios. Son muy pocos los religiosos o sacerdotes indígenas que continúan siendo verdaderamente indígenas. Por la “preparación” que reciben se descalzan, descampesinizan y desindigenizan. Sin embargo, sabemos que la Iglesia tiene raíces más profundas en cada grupo humano cuando los ministros de la salvación salen del mismo pueblo y constituyen un clero propio (Ad Gentes 16). El Concilio declara que “para la Iglesia es un gozo inmenso que exista clero nativo porque así la Iglesia local echa raíces más firmes (Ad Gentes 16). Pero los sacerdotes indígenas en las diócesis mexicanas no forman parte de Iglesias autóctonas, e incluso, encuentran muchas dificultades de incomprensión o marginación social y aun pastoral. La Pastoral Indígena insiste en que las diócesis indígenas han de promover vocaciones entre las comunidades y proporcionarles una formación de acuerdo al modo de pensar y actuar de la propia cultura, tomando en cuenta la historia de su pueblo (Ad Gentes 16); incrementar el clero nativo para que llegue a ser la base de la autosuficiencia diocesana(FUTEPIN No. 71).
Queda aún mucho camino por recorrer para que el conjunto de las diócesis pueda disponer de suficientes sacerdotes autóctonos, y la presencia de los misioneros extranjeros es aún indispensable; éstos últimos favorecen activamente la formación de sacerdotes de origen local, cuyo desarrollo es la mejor recompensa de sus esfuerzos apostólicos(Carta Apostólica del Sumo Pontífice Juan Pablo II, con ocasión del Centenario de la obra de San Pedro Apóstol. Dado en el vaticano, el 1 de octubre de 1989, festividad de Santa Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz).
Es pues importante destacar sobre todo la necesidad y el valor de la presencia del clero autóctono en las jóvenes comunidades cristianas. Las vicisitudes de la formación y del desarrollo del clero autóctono marcan el camino de la evangelización misionera. Sobre todo, los Romanos Pontífices como Pastores responsables de la Iglesia universal, se preocuparon de enviar misioneros y también de que las comunidades nacientes de los países de misión se proveyeran, lo antes posible de sacerdotes locales y de obispos locales. Esto lo han promovido especialmente los Papas de este siglo, a partir de Benedicto XV que, en la Maximum illud, afirma: “Quien preside la misión debe cuidar prioritariamente la buena formación del clero indígena, en el que las nuevas cristiandades tienen puestas sus mejores esperanzas”(Mensaje del Papa Juan Pablo II, para la Jornada Mundial de las Misiones 1989. Vaticano, 14 de mayo, solemnidad de Pentecostés de 1989, n. 7).
Cuando estas nuevas iglesias estén provistas de fuerzas propias y medios suficientes podrán realizar por sí mismas la tarea de evangelizar(CIC. Libro III, la función de enseñar de la iglesia; título II, de la actividad misional de la iglesia, C. 786).
PARA CERRAR LA SEGUNDA PARTE
En este camino, la Sagrada Escritura, la Tradición y el Magisterio nos fueron acompañando. Todo el trabajo realizado tiene un valor que únicamente el Señor puede reconocer y retribuir del modo adecuado, a cada uno de los agentes de pastoral envueltos en esta experiencia de participación de una Iglesia viva. El discernimiento de los signos de los tiempos continúa en la aplicación constante de la voz de Dios, por medio de este plan, que con toda su riqueza no agota lo que los Decanatos y Parroquias han aportado y proyectado a través de sus propios Planes. El Señor nos ha confiado esta misión de admirar la riqueza que los pueblos originarios conservan; nuestra tarea es que cada día podamos responder con generosidad a la acción del Espíritu Santo que nos impulsa al florecimiento de nuestra Iglesia Autóctona.
TERCERA PARTEACTUAMOS COMO DISCÍPULOS MISIONEROS DE JESUCRISTO QUE PEREGRINAN EN LA ZONA NORTE
El Plan Global de Pastoral de la Zona Norte 2022–2024, es el fruto del trabajo de tantos sacerdotes, religiosas y laicos comprometidos con su entorno eclesial. Ahora, si la consecución del Reino de Dios es nuestra opción fundamental, entonces debemos transformar la realidad de tal manera que las estructuras que matan la vida del pueblo sean iluminadas por la fuerza del mensaje salvífico de Jesucristo, para que convertidas puedan coadyuvar a la implantación del Plan de Dios.
Con fe y esperanza, juntos hemos detectado los hechos significativos positivos y negativos, hemos analizado sus causas, nos hemos propuestos retos y los cambios que esperamos en nuestra Zona. Posteriormente, de los desafíos hemos concluido que urge trabajar en siete Prioridades Pastorales. Como Zona, nos hemos propuesto algunas líneas de acción, es decir, por dónde queremos caminar con nuestro Plan Global de Pastoral y nos hemos propuesto algunas estrategias para ver cómo vamos a ejecutar nuestras líneas de acción. Para coronar los esfuerzos en colegialidad, cada Comisión de Zona presenta los proyectos para hacer operativo este Plan.
PRIMERA PRIORIDAD:
LA FORMACIÓN PERMANENTE DE LOS AGENTES DE PASTORAL MEDIANTE UN ACOMPAÑAMIENTO ESPECÍFICO Y CONTINUO
Bajo el impulso y la guía del Espíritu Santo hemos discernido que de todas nuestras prioridades pastorales, la que ocupa el primer lugar es la formación de los agentes de pastoral, una formación entendida bajo las características de integral, gradual y permanente, pues ahí radica la clave para alcanzar todos los objetivos propuestos en nuestro Plan Global de Pastoral. Otra razón fundamental es que la realidad de nuestra Zona Pastoral Norte sufre constantes cambios porque las generaciones cambian y los agentes de pastoral siempre tienen que estar al día para que la Palabra de Dios, que es viva y eficaz, nunca pierda su frescura por falta de innovación pastoral. Recalcamos, por tanto, toda persona de buena voluntad que tiene la plena convicción y gusto por servir a su iglesia, se comprometerá en la formación permanente que ofrece la zona.
Líneas de acción:
1)Actualizar los contenidos de formación a nivel Zona, para que todos los agentes de pastoral tengan una formación integral, gradual y procesual.
2)Fomentar entre los agentes de pastoral momentos de encuentro y formación, para que aprendan a acompañar procesos de evangelización y compartir esa experiencia de fe a los demás.
3)Crear espacios con materiales impresos y digitales, dónde los agentes puedan formarse e informarse.
4)Animar y renovar el entusiasmo misionero de los agentes para que puedan ser verdaderos discípulos y misioneros de Jesucristo.
5)Crear y promover grupos locales capacitados en el Plan General de Pastoral de zona para ayudar en la evangelización delas Parroquias que carecen de dinamismo pastoral.
Estrategias:
- Ofreciendo a los agentes de pastoral de la Zona elementos actuales del Magisterio de la Iglesia.
- Promoviendo talleres y retiros para los agentes de pastoral a nivel Zona.
•Concientizando a los agentes de pastoral para una actualización permanente en función de su ser y obrar.
Nos hemos convencido que para enfrentar la crisis que vivimos hoy en día, urge trabajar más con las familias, pues la familia es el núcleo de la sociedad e Iglesia doméstica, es necesario ofrecer espacios para la formación y trabajar siempre en común acuerdo con otras instituciones locales que persiguen el mismo fin.
Las grandes ideologías modernas en muchas ocasiones ofrecen sus propios modelos de familia y la verdadera naturaleza de la familia muchas veces se ve amenazada. Con esta prioridad invitamos a todas las parroquias, a darle mayor tiempo y atención a la realidad familiar, como una solución verdadera y sólida.
Líneas de acción:
1)Aprovechar el tiempo de formación catequética de los niños para trabajar con los papásen temas concernientes a la familia.
2)Elaborar un manual con temas para la formación integral de las familias.
3)Fomentar y fortalecer los grupos de pastoral familiar, para defender a la familia de todos los ataques y amenazas que recibe.
4)Insistir en la necesidad de la presencia y diálogo de los padres de familia con sus hijos, como base de una formación integral y crítica; para llevarlos a la conciencia de que ellos son los primeros responsables de esta realidad.
Estrategias:
- Programando retiros y pláticas para los papás a lo largo de la formación catequética de los niños según los tiempos litúrgicos.
- Motivando a los papás a participar con sus hijos en la misa dominical.
- Invitando a los papás a las iniciativas de la Parroquia (faenas, kermeses, etc.) para que tomen conciencia de que todos formamos la Iglesia.
- Encargando a la comisión de familia la elaboración de temas, aprovechando lo que existe en cada parroquia.
- Promoviendo y aplicando talleres familiares a nivel Zona y Decanato.
- Invitando y creando grupo de pastoral Familiar en las parroquias donde no existen.
- Revitalizando y renovando el compromiso de los grupos en las Parroquias donde sí existen. Concientizando a los grupos de la necesidad de vivir su carisma con apertura y visión de Iglesia.
- Ayudando a los papás a través de profesionales (psicólogos, pedagogos) a aprender el arte del diálogo y del acompañamiento en la formación humana y cristiana de los hijos.
La dimensión social de la evangelización, no parte de un diagnóstico social o sociológico, sino de la fe. La dimensión social forma parte de la fe misma. El hecho de creer compromete con la realidad social, sobre todo, con los hombres que la constituyen. La dimensión social tiene como base el hombre y su dignidad en la variedad y complejidad de las relaciones sociales. Quien cree ve; desde la fe se mira la realidad que nos circunda, desde esa fe se interpreta, y desde la fe se proyecta el futuro que mira al hombre, a cada hombre y a todo el hombre, que es imagen de Dios y sujeto de la redención de Cristo. El Papa Francisco fundamenta el desarrollo de esta dimensión social de la evangelización en los principios teológicos y en la Doctrina Social de la Iglesia, y por estos lugares, desde la sabiduría indígena.
Nuestro compromiso sobre la dignidad humana en los pueblos originarios, dela cual es base de la dimensión social de la evangelización, necesitamos rescatar y fortalecer el sistema de vida económico y social propio, renovando la agricultura ecológica, la educación comunitaria, la economía solidaria, la medicina tradicional, la autonomía de los pueblos indígenas y la defensa del territorio.
Líneas de acción:
1) Apoyar y acompañar las causas indígenas en el cuidado y protección de sus riquezas naturales, de su territorio y su cultura.
2)Propiciar el conocimiento de la Doctrina social de la Iglesia para que sea la luz que ilumine toda acción pastoral, evitando caer en una simple filantropía.
3)Fortalecer el trabajo comunitario con acciones concretas como faenas, servicios tradicionales, cultivos orgánicos.
4)Promover una economía más justa e inclusiva desde la generosidad, la solidaridad y la cultura de comunión que son algunos valores quedan vida a su desarrollo (Economía del Papa Francisco iniciada en 2019 con los jóvenes del mundo).
5)Conocer y fortalecer la espiritualidad de la medicina tradicional para ofrecer alternativas de vida a favor de la salud de las personas.
6)Conocer nuestros derechos comunitarios, los acuerdos internacionales y las leyes de nuestra Constitución que promueven la dignidad y el respeto como sujetos de derechos.
7)Educar el rostro y el corazón de los niños y jóvenes, desde la cosmovisión indígena, enriquecida en la cultura actual, con una conciencia crítica e integral, para dar respuestas a las necesidades y problemas que padecen nuestros pueblos.
Estrategias:
- Creando talleres que promuevan el estudio de la Doctrina Social de la Iglesia que nos ayude a atenderlas necesidades de la Zona.
- Organizando los servicios comunitarios para lograrla autonomía y la libre determinación de nuestros pueblos.
- Acompañando y revitalizando a los grupos y organizaciones de promoción social que han surgido desde la Pastoral social de los años 80s.
•Convocar a personas comprometidas a la reflexión y al análisis de la realidad indígena para poder responder a las necesidades: la salud, defensa del territorio y derechos de los pueblos originarios (Nota: se reforzar esta idea con la segunda estrategia de la sexta prioridad).
Nuestra Zona Pastoral Norte es rica en recursos naturales y vegetación, sin embargo, la falta de formación y conciencia nos está orillando a perder la sensibilidad que tenían nuestros antepasados. Como miembros de la Iglesia, desde nuestro ser y obrar pastoral, nos sentimos comprometidos para unirnos a las demás instituciones que promueven el cuidado del medio ambiente; iluminados por el Magisterio y atentos a nuestra historia.
Líneas de acción:
1)Propiciar un diálogo con otras instituciones que promueven el cuidado del medio ambiente.
2)Rescatar el interés por el cuidado del medio ambiente teniendo en cuenta la sabiduría ancestral de los pueblos originarios.
3)Promover la lectura y el estudio de la Carta Encíclica “Laudato Sii”, como carta de ruta de nuestra acción pastoral, enriquecidos por la carta pastoral del CELAM “Discípulos y misioneros custodios de la casa común”.
4)Incluir en los procesos de formación catequética, temas pro ambientales y ecológicos.
Estrategias
- Llevando a cabo jornadas periódicas de concientización para el cuidado del medio ambiente en coordinación con otras instituciones.
- Valorando y promoviendo nuestra cultura indígena en todas sus expresiones presentesen nuestra Zona Pastoral.
- Realizando talleres de información y concientización sobre el cuidado de la Casa Común en nuestras parroquias.
- Reforzar el cuidado de la casa común, en diálogo con las organizaciones civiles y no gubernamentales que dirige Tiyat Tlalli, y acompañándolos en los distintos encuentros que estas organizaciones locales celebran continuamente.
•Capacitando a los agentes de evangelización de las Parroquias sobre temas pro ambientales y ecológicos.
Estamos conscientes de que los niños, adolescentes y jóvenes son nobles y siempre están dispuestos a colaborar para el bien común. Queremos hacer un compromiso con los adolescentes y jóvenes para ofrecerles desde la Pastoral, instrumentos para que sean los protagonistas de una transformación social, y sujetos de una etapa evangelizadora en nuestra realidad eclesial. En algunas de nuestras parroquias hemos descuidado la atención a los jóvenes y buscamos resarcir esta situación.
Líneas de acción
1)Promover encuentros juveniles.
2)Formar y acompañar grupos de adolescentes.
3)Formar la conciencia de los niños, adolescentes y jóvenes en el correcto uso de la tecnología y redes sociales.
4)Acompañar los procesos de madurez ante las nuevas tendencias ideológicas.
5)Revisar y enriquecer los contenidos catequéticos y la pedagogía en la formación cristiana de los niños.
6)Integrar a los niños, adolescentes y jóvenes en los distintos procesos de evangelización inculturada.
Estrategias
- Generando talleres dirigidos por la Pastoral juvenil para los padres de familia enfocado en la formación de los jóvenes.
- Abriendo plataformas digitales en las que se incluyan contenidos de calidad, prevencióny de interés para los adolescentes y jóvenes.
•Ofreciendo encuentros permanentes para adolescentes y jóvenes, abiertos a desempeñar tareas en algunas de las pastorales específicas.
Acompañar a nuestros Pueblos Originarios, ayudando a profundizar el sentido original de sus costumbres y tradiciones, para fortalecer la visión integradora de la realidad, que es capaz de comprender la vida desde nuestra propia cosmovisión.
Líneas de acción
1)Promover espacios de reflexión y experiencias de la vida cultural de cada comunidad, para valorar la riqueza propia que hay en cada lugar.
2)Fortalecer los horcones (territorio, asamblea, trabajo comunitario, autoridades propias y fiesta) como proyecto de vida que le dan identidad y misión, para que nuestros pueblos indígenas tengamos vida digna y seamos sujetos de nuestro desarrollo y evangelización en la sociedad y en la iglesia.
3)Promover y aprender las lenguas originarias de nuestros pueblos mediante su uso en los talleres y retiros de Zona.
4)Rescatar y crear materiales en lenguas originarias, tanto para las celebraciones litúrgicas como para la catequesis.
5)Conocer y profundizar los fundamentos, criterios y líneas de acción de la Pastoral de Pueblos Originarios, que ha ido surgiendo en el Magisterio reciente.
6)Trabajar en la transmisión de la riqueza cultural a las nuevas generaciones de los jovenes y niños, mediante actividades diversas.
7)La vinculación a reuniones de Región o nacionales del EAPPI, de las reuniones de la CEM, y reuniones virtuales que tratan estos temas.
Estrategias:
- Realizar encuentros de parroquia, decanato y zona, donde se traten temas específicos de la pastoral de los Pueblos Originarios.
- Contar con el apoyo de personas comprometidas en la reflexión y análisis de la realidad Indígena, para responder a sus exigencias en las áreas de: salud; defensa del territorio; derechos de Pueblos Originarios. Y la cercanía a las asociaciones civiles que luchan por la defensa del territorio. (nota: reforzando la cuarta estrategia de la tercera prioridad).
- Motivar a realizar procesos de traducción y elaboración de textos litúrgicos, bíblicos, catequéticos y escribir la vida cultural de las comunidades.
- Acompañar los procesos de defensa y rescate de los lugares sagrados de los pueblos, valorando los rituales, danzas, símbolos, lugares sagrados, tradiciones y mitos propios de su espiritualidad.
- Promover las celebraciones litúrgicas en lengua vernácula.
- Rescatar y seguir creando materiales catequéticos en los idiomas totonaca y náhuatl.
•Promoviendo talleres para el aprendizaje de los usos y costumbres de nuestros pueblos originarios.
Una Iglesia misionera inserta e inculturada hará surgir las iglesias particulares autóctonas, con rostro y corazón propios, enraizadas en las culturas y tradiciones propias de los pueblos, unidas en la misma fe en Cristo y diversas en su manera de vivirla, expresarla y celebrarla.(No 42. Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos para la región Panamazónica (6 -27 Octubre 2019). Amazonía: Nuevos Caminos para la Iglesia y para una Ecología Integral)
Líneas de acción
1)Buscar caminos prácticos para conocer los criterios teológicos pastorales sobre inculturación e “Iglesias Autóctonas”.
2)Crear un equipo especializado que junto con el Consejo Asesor aporte elementos de reflexión bíblica, teológica y pastoral para iluminar el camino de la inculturación y el florecimiento de Iglesias Autóctonas.
3)Abrir espacios para compartir experiencias que ya están encaminadas a constituir Iglesias Autóctonas en México(Plan Pastoral de Pueblos Originarios y Afromexicanos, CEM. Pag. 46).
4)Promover la formación permanente con el clero nativo, y enriquecer la formación en el Seminario Menor de Zaragoza con la cultura originaria.
Estrategias:
- Contar con el apoyo de personas competentes en la reflexión y análisis de la realidad Indígena, para responder a sus exigencias en las áreas de: seminario para la formación del clero nativo, liturgia inculturada, catequesis inculturada; espiritualidad indígena; traducción católica de la Biblia, rituales propios, etc.(Plan Pastoral de Pueblos Originarios y Afromexicanos, CEM. Pag. 47)
- Participando dentro de las actividades del seminario Menor de Zaragoza fomentando la cultura de los pueblos originarios (celebraciones en náhuatl y totonaco, materias, talleres, pláticas, etc.).
- Talleres de reflexión teológica pastoral sobre la inculturación e iglesias autóctonasa nivel zona y decanatos.
CONCLUSIÓN
¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho? (Sal 116) Sabemos que todo el esfuerzo realizado no es en manera alguna el fin de la meta sino el inicio del camino que el Señor nos traza para poder responder con generosidad a su llamado. Queremos dar una respuesta con esperanza y alegría. El camino no ha sido fácil. Al inicio de los trabajos había incertidumbre, miedo y no veíamos por dónde el Espíritu Santo nos iba guiando. A medida que el trabajo se fue realizando el Señor nos permitió ver claro. Sabemos que no hemos respondido con la totalidad de lo que el Señor nos pedía, pero aun así vamos con paso firme y seguro.
Pedimos que el Espíritu Santo continúe siendo el protagonista de todo lo que realizamos. Él cómo inspirador y animador del trabajo realizado nos invita a seguir con autenticidad y compromiso, de modo que su acción santificadora nos ayude a aplicar este Plan Global de Pastoral, como un verdadero instrumento de instauración del Reino. Le pedimos que no cese de derramar sus dones a manos llenas. Que en nuestros proyectos y programas siga recreando la gracia de Pentecostés, que inflame nuestro corazón de discípulos enviados a proclamar la misión. Las primeras comunidades fueron realizando su misión guiados por el Espíritu. Ahora el Señor nos pide realizar la misión en circunstancias diversas, pero siempre en el mismo Espíritu.
Nuestra Zona Pastoral tiene una riqueza que ya se ha enumerado en la primera parte. Estemos orgullosos de esa realidad que el Señor pone en nuestras manos. Nos toca buscar maneras creativas de poder compartir esta riqueza con nuestros hermanos, no importando si están cerca o lejos. Salgamos a buscar a los caminos a todos aquellos que están invitados al banquete del Señor. El Reino de Dios, como reflexionamos, ya está aquí, pero nos toca instaurarlo con valentía y decisión. La indolencia que acompaña al que tiene todo en su poder para hacer el cambio y no lo utiliza, no es signo distintivo del agente de pastoral que ha entendido lo que tiene entre sus manos.
Como hermanos en el Señor comuniquemos los éxitos y logros que se vayan dando, porque a final de cuentas son los éxitos de la Iglesia. Perdonemos las fallas de los que no entren plenamente en el proceso y más bien, ayudémosles a reconocer el don de Dios. Con humildad reconozcamos nuestras limitaciones para que la caridad fraterna nos ayude a crear lazos que nos fortalezcan mutuamente y de esa manera la respuesta a Dios sea cada día más real y acorde a la fe que profesamos. La fe que nos lleva a vivir en “un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos quien es sobre todos, a través de todos y en todos” (Ef 4, 5-6).
Sagrada Tradición.–Parte de la Palabra revelada por Dios que no pasó a ser escrita en la Biblia pero que sigue viva en la Iglesia.
INDICE.
(El número de página corresponde únicamente al documento impreso)
PRESENTACIÓN
pág.2
INTRODUCCION
pág.3
PRIMERA PARTE
pág.4
MIRAMOS LA REALIDAD DE NUESTRA ZONA NORTE COMO DISCIPULOS MISIONEROS DE JESUCRISTO.
1.UNA MIRADA HACIA NUESTRO
PASADO
pág.4
1.1.¿De dónde venimos?
pág.4
1.2.De una Pastoral Indigenista a una Pastoral Indígena.
pág.4
1.3.Conformación de una Evangelización Inculturada
pág.5
1.4.Hacia una Pastoral decididamente misionera para que nuestros pueblos tengan vida en Cristo.
pág.7
2.UNA MIRADA A LA REALIDADA
SOCIAL ACTUAL
pág.10
2.1.Aspecto Político
pág.11
2.2.AspectoEconómico
pág.11
2.3.Aspecto Cultural
pág.13
2.4.Aspecto Educativo
pág.15
2.5.Aspecto Ecológico
pág.15
2.6.Aspecto Religioso.
pág.16
2.7.Aspecto Eclesial Evangelizador
pág.17
3.UNA MIRADA A LA REALIDAD
ECLESIAL
pág.18
3.1.Dificultades que la Iglesia atraviesa en nuestra Zona Pastoral Norte
pág.18
3.2.Los agentes de pastoral
pág.19
Los fieles laicos
pág.19
La vida consagrada
pág.20
Los ministros ordenados
pág.21
3.3.Las Comisiones en nuestra Zona
Pastoral Norte
pág.21
Comisión Diocesana para la Pastoral Profética
pág.22
Comisión Diocesana para la Pastoral Litúrgica
pág.22
Comisión Diocesana para la Pastoral Social
pág.22
Comisión Diocesana para la Pastoral de los Ministerios
pág.23
Comisión Diocesana para la Pastoral del
FAJULAVO
pág.23
Comisión Diocesana para la Pastoral de la Comunicación
pág.23
PARA CERRAR LA PRIMERA PARTE
SEGUNDAPARTE
pág.24
INTERPRETAMOS Y JUZGAMOS LA REALIDAD DE NUESTRA ZONA NORTE COMO DISCIPULOS MISIONEROS DE JESUCRISTO.
1.JESUCRISTO NUESTRA ESPERANZA
pág.24
1.1.Cristo manifiesta el hombre al hombre mismo (GS. 22)
pág.25
1.2.Cristo, el hombre del Reino
pág.26
2.ELHOMBRE EN JESUCRISTO
pág.28
2.1.La dignidad humana
pág.28
2.2.Dios habla al hombre, aquí y ahora
pág.29
3.LA IGLESIA, SACRAMENTO DE JESUCRISTO
pág.30
3.1.La Iglesia, comunidad cristiana
pág.30
3.2.Iglesia con rostro de misericordia
pág.31
4.JESUCRISTO Y LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
pág.33
4.1.Jesucristo se revela en la historia y en la cultura de un pueblo
pág.33
4.2.Hacia una encarnación del Evangelio en nuestros pueblos originarios
pág.36
4.3.Retomando los caminos para el reconocimiento de nuestras Iglesia Autóctona
pág.37
PARA CERRAR LA SEGUNDA PARTE
pág.39
TERCERAPARTE
pág.40
ACTUAMOS COMO DISCIPULOS MISIONEROS DE JESUCRISTO QUE PEREGRINAN EN LA ZONA NORTE.
PRIMERA PRIORIDAD: LA FORMACIÓN PERMANENTE DE LOS AGENTES DE PASTORAL MEDIANTE UN ACOMPAÑAMIENTO ESPECÍFICO Y CONTINUO
pág.40
Líneas de acción.
Estrategias.
SEGUNDA PRIORIDAD: RETOMAR Y FORTALECER LA PASTORAL FAMILIAR DESDE LOS PRINCIPIOS EVANGELICOS
pág.41
Líneas de acción.
Estrategias.
TERCERA PRIORIDAD: SEGUIR FORTALECIENDOLA DIMENSION SOCIAL DE LA EVANGELIZACIÓN DESDE LA COSMOVISION ORIGINARIA, ILUMINADA POR SU PROPIA SABIDURÍA Y LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA
pág.42
Líneas de acción.
Estrategias.
CUARTA PRIORIDAD: IMPULSAR EL CUIDADO DE LA CASA COMUN PARA ALCANZAR UNA CULTURA ECOLOGICA
pág.43
Líneas de acción.
Estrategias.
QUINTA PRIORIDAD: NIÑOS, ADOLESCENTES Y JOVENES, PROTAGONISTAS DE LA TRANSFORMACIÓN SOCIAL Y ECLESIAL
pág.43
Líneas de acción.
Estrategias.
SEXTA PRIORIDAD: INCULCAR Y FORTALECER NUESTRA IDENTIDAD CULTURAL, ACOGIENDO Y VALORANDO CON PROFUNDO SENTIDO NUESTRAS RAÍCES, TRADICIONES Y COSTUMBRES
pág.44
Líneas de acción.
Estrategias.
SEPTIMA PRIORIDAD: HACIA UNA IGLESIA AUTÓCTONA Y MISIONERA
pág.45
Líneas de acción.
Estrategias.
CONCLUSIÓN
pág.46
SIGLAS
pág.47
GLOSARIO
pág.48
INDICE
pág.49